Estilo de vida saludable: Hábitos y rutinas

Estilo de vida saludable
Estilo de vida saludable

Llevar un estilo de vida saludable permite evitar enfermedades y mejorar la calidad de vida de las personas.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como un estado de completo bienestar, físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.

Por ello, la salud es un derecho humano fundamental sin distinción de raza, religión, ideología política o condición económica o social.

¿Qué es un estilo de vida saludable?

Un estilo de vida saludable se refiere al conjunto de comportamientos, hábitos y decisiones cotidianas que contribuyen a mantener o mejorar el bienestar general, incluyendo el físico, mental y emocional a largo plazo.

Estos hábitos saludables, no solo previenen enfermedades crónicas, sino que también mejoran la salud mental y aumentan la longevidad.

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Factores para un estilo de vida saludable

  • Alimentación equilibrada: La dieta influye directamente en el estado de ánimo y el funcionamiento cerebral. La evidencia científica muestra que una alimentación rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y grasas saludables, se asocia con menor riesgo de depresión y ansiedad.
  • Actividad física regular: Mantener una rutina de ejercicio reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y depresión. Además, el movimiento genera endorfinas que elevan el ánimo y mejoran la autoestima.
  • Higiene del sueño: Dormir entre 7 y 9 horas por noche permite al cuerpo recuperarse y al cerebro procesar emociones y memorias. La falta de sueño se asocia con irritabilidad, menor concentración y riesgo de trastornos emocionales.
  • Gestión del estrés: Técnicas como la respiración consciente, la meditación y el mindfulness reducen los niveles de cortisol, mejoran la regulación emocional y fortalecen el sistema inmune.
  • Entorno social adecuado: Tener vínculos afectivos sanos es uno de los factores más protectores para la salud mental. Apoyarse en una red social sólida, disminuye la sensación de soledad y mejora la resiliencia ante la adversidad.
  • Evitar sustancias dañinas: Reducir o eliminar el consumo de alcohol, tabaco, azúcares y otras es clave para prevenir enfermedades crónicas y proteger la salud general.
  • Orden: Mantener los ambientes ordenados y limpios, es muy favorable para aclarar la mente y las emociones. Esto permite un equilibrio interno y externo.

Buenos hábitos como clave del cambio efectivo

Los hábitos son conductas repetidas que se automatizan con el tiempo. Según Charles Duhigg, todo hábito tiene una estructura de “señal-rutina-recompensa”.

  • Señal: Desencadenante que inicia el hábito, que puede ser una emoción, una hora del día, un lugar, una persona o incluso un pensamiento. “Sentir estrés luego del trabajo”
  • Rutina: Comportamiento o acción en respuesta a la señal. Puede ser saludable (salir a caminar) o no (comer comida chatarra). “Tomar un descanso en el sofá”
  • Recompensa: Beneficio que se asocia con placer o alivio. “Sentir placer momentáneo por permitirse el descanso”.

Empezar con metas pequeñas, concretas y alcanzables, enfatizando un estilo de vida saludable con autocuidado, que genera cambios graduales más sostenibles, que transformaciones radicales.

Lee un poco más sobre: Buenos hábitos para desarrollar tu crecimiento personal

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Rutinas diarias saludables

Establecer rutinas diarias contribuye a la autorregulación emocional y al bienestar general. Algunas opciones generales son las siguientes:

  • Estiramientos suaves al despertar o antes de dormir.
  • Practicar gratitud o meditación breve en las mañanas o noches.
  • Hacer pausas activas.
  • Darse un descanso equilibrado.
  • Caminar en la naturaleza sin distracciones tecnológicas.
  • Cuidar la postura.
  • Evitar pantallas 1 hora antes de dormir.
  • Hobbies y pasatiempos.
  • Diario emocional.
  • Mindful eating.

Pequeños rituales como estos fortalecen el autocuidado y promueven un estilo de vida saludable.

Conclusión

Un estilo de vida saludable no se basa en la perfección, sino en la consistencia, consciencia y constancia. Adoptar hábitos positivos y rutinas conscientes no solo previene enfermedades físicas y mentales, sino que también potencia la vitalidad, la claridad mental y la satisfacción personal.

Invertir en la salud diaria es una forma de construir bienestar a largo plazo, fortaleciendo el autocuidado y el amor propio.

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Referencias

MedlinePlus. (2024). Vida saludable. Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.

Tala, Álvaro, Vásquez, Eduardo y Plaza, Cecilia. (2020). Estilos de vida saludables: una ampliación de la mirada y su potencial en el marco de la pandemia. Revista médica de Chile , 148 (8), 1189-1194. 

Yorde Erem, Samar. (2014). Cómo lograr una vida saludable. Anales Venezolanos de Nutrición27(1), 129-142.

Labilidad emocional y afectiva: significado, causas y abordaje clínico

Lábil emocional y afectivamente
Lábil emocional y afectivamente
Lábil emocional y afectivamente

La labilidad emocional hace referencia a la inestabilidad afectiva, o variabilidad excesiva del estado de ánimo que presenta cambios repetidos y de breve duración. Estos cambios de afecto son desproporcionados con el sentimiento y a menudo son impredecible, puesto que pueden ser provocados o no por estímulos externos.

A continuación, exploraremos factores relevantes para la labilidad emocional.

Significado de labilidad emocional

La labilidad emocional se caracteriza por una fluctuación intensa e incontrolada del estado de ánimo. La persona suele ser “inestable” puesto que puede pasar rápidamente de un estado emocional alegre a uno triste. Estos cambios no suelen estar bajo control voluntario y generan un profundo malestar o disfunción interpersonal.

Las personas con labilidad emocional, tienen dificultades en la autorregulación emocional, que consiste en controlar el inicio, mantención, y modificación de reacciones emocionales.

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Cuadros frecuentes con labilidad emocional

Estas reacciones desproporcionadas, frecuentemente se observan en trastornos como el trastorno límite de la personalidad, el trastorno bipolar y la ciclotimia. También en condiciones neurológicas como lesiones cerebrales, esclerosis múltiple y demencia frontotemporal.

Asimismo, puede presentarse en diagnósticos de trastorno de estrés postraumático, trastorno por consumo de sustancias, síndrome premenstrual o depresión atípica.

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Causas principales

Debido a que existe un desajuste en la regulación emocional, se ven alterados los circuitos cerebrales que permiten la regulación. Es decir que, el sistema depende de un equilibrio entre estructuras que generan respuestas emocionales (amígdala) y otras que las regulan o inhiben (corteza prefrontal).

En la labilidad emocional, esta homeostasis se ve afectada por desequilibrios en los neurotransmisores, particularmente serotonina y dopamina, que afectan la regulación emocional, generando mayor funcionamiento en la amígdala, lo que genera hiperactivación emocional y menor trabajo en la corteza prefrontal.

Asimismo, las lesiones cerebrales, factores hormonales e historias de trauma, afectan el funcionamiento en la regulación emocional natural.

Tratamiento

El tratamiento para la labilidad emocional implica encontrar las causas subyacentes.

La terapia psicológica permite la comprensión y facilita la autorregulación emocional con técnicas eficaces como mindfulness, tolerancia al malestar, técnicas de grounding y habilidades interpersonales.

Asimismo, en determinados casos, el tratamiento farmacológico también es de utilidad, así como el ejercicio físico, una higiene del sueño apropiada y alimentación equilibrada.

Conclusiones

La labilidad emocional hace referencia a la señal de que el sistema emocional está desregulado por alguna causa que merece reconocimiento y atención.

Está presente en varios trastornos como el TLP y TEPT, e involucra áreas cerebrales específicas de la amígdala y la corteza prefrontal.

El tratamiento puede ser muy efectivo, especialmente cuando se combina la terapia psicológica con autocuidado y, de ser necesario, tratamiento médico.

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Referencias

Reis, N. y Almeida, TC (2020). Experiencias positivas en la juventud: Labilidad emocional y experiencias traumáticas en adultos. En J. Sanmarco, V. Marcos, Y. Gancedo & D. Seijo (Eds.) XII Congreso (Inter)Nacional de Psicología Jurídica y Forense – Libro de actas (págs. 582-584). Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense: Madrid.

Sánchez, Ricardo, Rangel, Óscar y Jaramillo, Luis Eduardo. (2010). Evaluación de labilidad afectiva como síntoma del síndrome maníaco. Revista Colombiana de Psiquiatría39 (4), 654-664.

Sineiro, C. (2007). Labilidad emocional/afectividad negativa y regulación emocional en hijos de madres ansiosas. Psicotema 19(4).

Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad: Diagnóstico y síntomas del TDAH

Síntomas del TDAH
Síntomas del TDAH
Síntomas del TDAH

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno del neurodesarrollo que se caracteriza por síntomas persistentes de inatención, hiperactividad e impulsividad.

Los síntomas del TDAH afectan el funcionamiento diario de quien lo padece, por lo que el diagnóstico oportuno es clave para mejorar la calidad de vida y reducir los efectos negativos asociados.

Diagnóstico y síntomas del TDAH

Para establecer un diagnóstico, se precisa una evaluación exhaustiva del comportamiento de la persona en diferentes contextos. Los síntomas del TDAH se manifiestan principalmente en la infancia, aunque puede persistir en la adolescencia y la adultez.

El manual diagnóstico DSM-5 (American Psychiatric Association, 2013) establece que los síntomas deben estar presentes antes de los 12 años, persistir durante al menos seis meses y generar un deterioro significativo en el funcionamiento social, académico u ocupacional. Asimismo, se clasifica en tres presentaciones:

  • Predominantemente inatento: dificultad para mantener la atención, seguir instrucciones, organizar tareas, olvidos frecuentes.
  • Predominantemente hiperactivo-impulsivo: inquietud motora, hablar en exceso, dificultad para esperar turnos, actuar sin pensar.
  • Combinado: presenta síntomas de ambas categorías.

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Funcionamiento cerebral en el TDAH

Desde una base neurobiológica del trastorno, se sostiene la existencia de una disfunción en los circuitos cerebrales relacionados con el lóbulo frontal, especialmente en la regulación de la atención y el control de impulsos. Las técnicas de neuroimagen han mostrado diferencias estructurales y funcionales en personas con TDAH.

La impulsividad, la desregulación emocional y la falta de concentración también pueden ser síntomas de trauma.

Síntomas del TDAH en la infancia

El TDAH en la infancia suele presentarse con signos evidentes como:

  • Dificultad para mantenerse quieto.
  • Impulsividad.
  • Dificultad para seguir instrucciones o finalizar tareas.
  • Distracción con estímulos irrelevantes.
  • No escuchar cuando se le habla directamente.
  • Cambiar de una actividad a otra sin terminarlas.
  • Interrumpir constantemente o hablar en exceso.
  • Perder objetos necesarios para actividades.
  • Moverse en exceso.
  • Se levanta del asiento cuando debería permanecer sentado.
  • Correr o saltar en situaciones inapropiadas.
  • Dificultad para esperar su turno.

Estudios recientes indican que aproximadamente el 5% de los niños en edad escolar cumplen los criterios para el diagnóstico de TDAH. Sin un tratamiento adecuado, estos síntomas pueden interferir en el aprendizaje y generar conflictos familiares y escolares.

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Síntomas del TDAH en adolescentes

Durante la adolescencia, los síntomas de hiperactividad tienden a disminuir, pero persisten los siguientes:

  • Inatención.
  • Desorganización.
  • Dificultades para planificar tareas.
  • Dificultades para mantener la concentración en clases o estudios.
  • Olvidos frecuentes
  • Baja tolerancia a la frustración.

De igual manera pueden aparecer conductas de riesgo, como consumo de sustancias o problemas con la autoridad. Según Barkley (2015), los adolescentes con TDAH tienen más probabilidades de abandonar los estudios y de presentar problemas de autoestima y regulación emocional.

Síntomas del TDAH en adultos

Aunque durante mucho tiempo se pensó que el TDAH desaparecía con la edad, hoy se reconoce que muchos adultos siguen presentando síntomas. Los síntomas del TDAH en adultos incluyen desorganización, dificultad para concentrarse, olvidos frecuentes, impaciencia y sensación de inquietud interna. Esto puede afectar su desempeño laboral, sus relaciones personales y su bienestar emocional.

¿TDAH y trauma?

Tanto el TDAH como el trauma pueden presentar:

  • Dificultades de atención
  • Hiperactividad o inquietud motora
  • Desregulación emocional
  • Problemas de conducta
  • Baja tolerancia a la frustración

Estas similitudes dificultan el diagnóstico diferencial, principalmente en la infancia, lo que puede llevar a tratamientos inadecuados si no se evalúa el historial de trauma del paciente.

Debido a la actividad cerebral, la inatención, irritabilidad, y el bajo control de impulsos, estudios demostraron que muchos niños con trauma son diagnosticados erróneamente con TDAH y tratados exclusivamente con medicación, sin abordar la raíz emocional del problema. Esto puede aliviar ciertos síntomas a corto plazo, pero no resuelve el malestar emocional subyacente. Es más, un niño inquieto o distraído puede no presentar TDAH; sino que podría estar manifestando señales de un trauma no verbalizado o incluso, problemas de apego.

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Tratamiento

El tratamiento para el TDAH suele ser multimodal, combinando psicoterapia, intervención psicoeducativa y, en muchos casos, medicación.

En niños y adolescentes, el entrenamiento para padres y la colaboración con la escuela son fundamentales. Asimismo, en adultos, la psicoeducación y la terapia permiten desarrollar estrategias de organización y manejo emocional.

Conclusiones

Reconocer los síntomas del TDAH en sus distintas etapas —infantil, adolescente y adulta— es esencial para brindar una atención adecuada. El diagnóstico del TDAH debe ser realizado por profesionales capacitados, teniendo en cuenta la evolución del trastorno.

De igual forma, también se debe tomar en cuenta el abordaje de comorbilidades como ansiedad, trastornos del aprendizaje, del estado de ánimo, trastornos de apego y estrés, realizando un diagnóstico diferencial apropiado. Una intervención precisa y personalizada puede marcar diferencia en el desarrollo y bienestar de quienes presentan síntomas del TDAH.

Referencias

Acosta, María Teresa. (2018). Trastorno por déficit de atención e hiperactividad más allá de la adolescencia ¿tiempo de pensar diferente?. Medicina (Buenos Aires)78(Supl. 2), 57-62.

Conway, F. (2011). Trauma y TDAH: ¿asociación o confusión diagnóstica? Una perspectiva clínica. Revista de Psicoterapia Infante, Infantil y Adolescente Niño. (1):51-59.

Peleikis, D. E., Fredriksen, M., & Faraone, S. V. (2022). El trauma infantil en adultos con TDAH se asocia con trastornos de ansiedad comórbidos y deterioro funcional. Revista nórdica de psiquiatría76(4), 272–279.

Ruiz-García, Matilde, Gutiérrez-Moctezuma, Juvenal, Garza-Morales, Saúl, & de la Peña-Olvera, Francisco. (2005). Trastorno por déficit de atención con hiperactividad: Actualidades diagnósticas y terapéuticas. Boletín médico del Hospital Infantil de México62(2), 145-152.

Rusca-Jordán, Fiorella, & Cortez-Vergara, Carla. (2020). Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes. Una revisión clínica. Revista de Neuro-Psiquiatría83(3), 148-156. 

Van der Kolk, B. (2020). El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente y cuerpo en la superación del trauma. Barcelona: Eleftheria.

¿Se puede superar la infidelidad? Sanar y reconstruir la confianza

Superar la infidelidad
Superar la infidelidad
Superar la infidelidad


La infidelidad es una experiencia muy dolorosa que atraviesa una pareja, en la cual se ve quebrado un acuerdo de confianza. Esto suele romper el sentido de seguridad emocional, y generar sentimientos de traición, rabia y tristeza. Superar la infidelidad resulta complejo por múltiples factores individuales y relacionales, sin embargo, sobrellevarla sí es posible, dependiendo de los objetivos tanto del individuo, como de la pareja.

Primero, ¿Qué es la infidelidad?

La infidelidad ha sido concebida como una trasgresión al vínculo establecido entre los miembros de una pareja.
Esta puede presentarse por problemas dentro de la relación, que infringe el acuerdo implícitamente establecido con respecto a la exclusividad sexual y/o emocional, que ocurre fuera de la relación romántica la cual pone en peligro la intimidad emocional de la relación.

Actualmente, incluye relaciones sexuales, emocionales o incluso virtuales, y puede tener un impacto significativo en la confianza tanto de los miembros de la pareja, como del individuo en sí.
Manrique afirma que la infidelidad se presenta como una construcción desde el pensamiento, el sentimiento, la acción y la interacción que se puede presentar o no como un acontecimiento significativo en el ciclo vital de la pareja. Esto significa que la infidelidad está construida socialmente y conlleva la carga de múltiples significados.


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Superar la infidelidad y reconstruir la pareja

Cuando se habla de superar la infidelidad en una relación de pareja, implica un proceso conjunto de duelo, reconstrucción emocional y trabajo de pareja.

Según los estudios de Glass (2003), las reacciones ante la infidelidad se asemejan al estrés postraumático: pensamientos intrusivos, hipervigilancia y una constante revisión del pasado. No obstante, muchas parejas logran reconstruirse tras una traición si ambos miembros están dispuestos a comprometerse en un proceso de reparación emocional.

Aspectos importantes para superar la infidelidad

  • Actitud de la persona infiel:  Aceptar y validar el dolor, mostrar arrepentimiento sincero, comprometerse a no repetir la conducta y asumir la responsabilidad de los actos, sin justificar la traición ni culpar a la pareja. EL hecho de reconocer el daño causado es esencial para que el vínculo recupere seguridad.
  • Voluntad de perdonar: Perdonar no significa pasar por alto ni justificar, sino liberar la carga emocional.
  • Calidad de la relación antes de la infidelidad: Si la relación era sólida, con buena comunicación y respeto, existen mayores probabilidades de reconstrucción.

 
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Superar la infidelidad desde la comprensión mutua

Al experimentarse la infidelidad como un TEPT, la autoestima se ve afectada, de modo que la persona puede llegar a cuestionarse sobre su propio valor. Por esto, se sufre la pérdida de la confianza, de la imagen idealizada de la pareja y del futuro idealizado.

Al afectar directamente la confianza, para superar la infidelidad se debe tomar en cuenta que la persona traicionada atraviesa un dolor que, por lo general, suele tomarlo personal: “hice algo mal; algo me falta; soy insuficiente; etc.” Por esto, se comprende también que, el miembro infiel, pese a los problemas y complicaciones internas, vive en conflicto con la relación de pareja, no con la persona.

En muchos casos, la infidelidad aparece como síntoma de dificultades previas en la relación: falta de comunicación, distanciamiento emocional o insatisfacción sexual, que hace de carencia, generalmente a las heridas emocionales anteriores, incluso infantiles, duelos irresueltos o problemas con la vinculación afectiva.

Pasos para superar la infidelidad

  • Aceptación y duelo: Permítete sentir y procesar las emociones, como la tristeza, la ira, la decepción y la confusión. Es válido necesitar tiempo para elaborar el duelo por la ruptura de la confianza y la herida emocional. 
  • Comunicación honesta: Establece un diálogo abierto y sin juicios, donde ambos miembros expresen sus sentimientos y perspectivas. Atiende las palabras y el lenguaje no verbal de tu pareja. Evita acusaciones y respuestas defensivas.
  • Identificación de las causas: A través de la comunicación, busca entender las razones que llevaron a la infidelidad, ya sean individuales o relacionadas con la relación. 
  • Reconstrucción de la confianza: La confianza se reconstruye gradualmente, por lo que, aprender de la situación y brindar seguridad con paciencia, empatía y comprensión, es importante y puede tomar tiempo.
  • Terapia de pareja: La terapia permite trabajar los vínculos de apego, identificar heridas relacionales y crear nuevas formas de conexión, facilitando la comunicación, la comprensión y la construcción de nuevas bases para la relación. 
  • Apoyo social: Busca el apoyo de amigos, familiares o grupos de apoyo para procesar las emociones y recibir orientación. Compartir tu experiencia con otros puede ayudarte a sentirte menos solo y a encontrar nuevas perspectivas. 
  • Reevaluación de la relación: Evalúa si la relación puede ser reconstruida o si, a pesar de los esfuerzos, es mejor tomar caminos separados. Considera si los valores, expectativas y metas de la relación siguen siendo compatibles y si ambos miembros están comprometidos a trabajar en ella. 


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Conclusiones

Superar la infidelidad es un proceso que requiere compromiso individual y de pareja, el cual abarca la aceptación, la comunicación, la terapia y la reconstrucción de la confianza. 

Resulta importante reconocer que la infidelidad puede ser un reflejo de problemas subyacentes en la relación y que la superación involucra determinación y compromiso de ambos miembros para trabajar en la relación, y sobrellevarla.

En casos donde superar la infidelidad implica conflicto excesivo y carencia de compromiso, considerar una separación sana, puede resultar favorable para una mejor calidad de vida, desde el respeto, la aceptación y el amor propio.

Referencias

Cuando el trauma no se va: Entendiendo qué es el estrés postraumático

¿Qué Es El Estrés Postraumático?
¿Qué Es El Estrés Postraumático?
¿Qué Es El Estrés Postraumático?

El estrés postraumático, conocido clínicamente como Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), es un trastorno psicológico que puede desarrollarse después de experimentar o presenciar un evento traumático. Este trastorno se caracteriza por una alteración significativa del bienestar emocional, mental y fisiológico del individuo, interfiriendo en su vida cotidiana.

¿Qué es el estrés postraumático (TEPT)?

El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es una afección de salud mental que algunas personas desarrollan tras experimentar algún evento traumático. El episodio traumático suele poner en peligro la vida, como la guerra, un desastre natural, un accidente automovilístico o una agresión sexual. Sin embargo, el estrés postraumático no siempre surge por eventos necesariamente evidentes, marcados como un Trauma con una “T” mayúscula.

En este punto, sucesos como la muerte repentina de un ser querido, negligencia, pobreza, violencia emocional, un familiar enfermo, pueden ocasionar estrés postraumático.

En esta esfera se integran comentarios negativos repetidos, humillaciones escolares o laborales, la desaprobación parental, rechazos amorosos dolorosos, miedos infantiles no atendidos, separaciones, mudanzas, o cambios abruptos, también pueden ser traumas con “t” minúscula, que no son menos importantes.

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¿Cuáles son los síntomas del trastorno de estrés postraumático?

Para comprender correctamente qué es el estrés postraumático, se deben considerar cuatro tipos de síntomas:

  • Reexperimentación: Flashbacks, pesadillas, pensamientos intrusivos relacionados.
  • Evitación: Huir a los lugares, personas o situaciones que recuerden el trauma.
  • Hiperactivación fisiológica: Hipervigilancia, reactividad, sobresaltos, irritabilidad, insomnio,
  • Alteraciones cognitivas y emocionales: Sentimientos de culpa, vergüenza, ira, tristeza profunda o desapego.

De igual manera, cabe recalcar la diferencia del TEPT clásico y el TEPT complejo.

En el primero, predomina un estado de lucha/huida, con sobresaltos, flashbacks, ansiedad extrema e hipervigilancia. Mientras el TEPT complejo, suele presentar congelación, disociación, desvitalización, anestesia emocional y aislamiento.

¿Qué pasa en un cerebro con trauma?

Estudios muestran que el cortisol y la amígdala cerebral cumplen un rol esencial en la huella del trauma. Cuando un evento genera una descarga emocional intensa, el cerebro graba ese recuerdo con una nitidez y persistencia desproporcionadas, conservando las imágenes, sonidos, pensamientos, emociones y sensaciones corporales originales, produciendo síntomas de TEPT. 

Asimismo, el estrés postraumático puede generar dificultades en la vida adulta, por la alta actividad cerebral del sistema límbico (respuesta emocional). De este modo, desde la Teoría Polivagal de Porges, el sistema puede quedar atrapado en estados de hiperactivación (ansiedad o hipervigilancia) o hipoactivación (disociación o bloqueo emocional), impidiendo que la persona se sienta segura incluso cuando el peligro ya pasó.

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Estrés postraumático y disociación

En el trastorno de estrés postraumático, la disociación es una respuesta común cuando la mente se ve sobrepasada.

En lugar de luchar o huir, el sistema nervioso puede optar por desconectarse de la realidad como mecanismo de defensa, generando sensaciones de irrealidad, desconexión corporal o emocional, o pérdida de memoria.

Por eso, las personas con estrés postraumático, pueden desarrollar una estructura psíquica más fragmentada, dificultando la regulación emocional y la construcción de una narrativa coherente.

Anabel González sostiene que la disociación es un “modo de escape” cuando no se puede huir físicamente, es decir, una manera de sobrevivir separándose del dolor.

Aprende más sobre disociación en: Despersonalización: Identificando los síntomas

Conexión cuerpo – mente en el trauma

Ania Justo y Van der Kolk, sostienen que no basta con hablar del trauma, sino que es esencial trabajar con las sensaciones corporales, ya que el trauma también habita en el cuerpo.

El trauma no solo se recuerda, sino que se siente. El cuerpo guarda memorias traumáticas que pueden reactivarse ante estímulos aparentemente inofensivos. Por esto también, la memoria del trauma puede quedar almacenada corporalmente, incluso cuando la mente no puede recordarlo. Es decir, muchas experiencias traumáticas no se almacenan como recuerdos narrativos, sino como sensaciones físicas, tensiones y reacciones automáticas.

Superar el trauma

El tratamiento del TEPT requiere un enfoque integrador que combine intervenciones psicológicas, psicoeducación, regulación corporal y, en algunos casos, medicación.

La terapia EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares), facilita la integración de estos recuerdos, desbloqueando el trauma congelado. Asimismo, otras intervenciones psicoterapéuticas pueden incluir prácticas como el yoga y las artes, para restaurar la conexión cuerpo-mente.

La atención temprana tras un trauma puede reducir significativamente el riesgo de desarrollar un TEPT, puesto que reconocer, nombrar y tratar el estrés postraumático es un paso esencial hacia la recuperación.

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Conclusiones

Para comprender qué es el estrés postraumático, se debe considerar un trastorno que surge tras experimentar o presenciar un evento traumático o una serie de eventos traumáticos, que impacta profundamente la salud mental de quienes lo padecen.

Reconocer sus síntomas, buscar ayuda profesional temprana y aplicar tratamientos basados en evidencia son pasos clave para la recuperación. Comprender la disociación como una estrategia de supervivencia ayuda a abordarla con compasión y a enfocarse en terapias que favorezcan la reconexión con uno mismo, el cuerpo y el entorno.

Hablar del trauma ya no debe ser un tabú, sino una vía hacia la sanación, entendiendo qué es el estrés postraumático desde la compasión y la integración del cuerpo en el proceso terapéutico.

Referencias

Gómez Diter, M. N. (2023). El peligro de querer pasar página. Revista Digital Psicociencias.

González, A. (2012). Trastornos disociativos: Guía para el tratamiento con EMDR y otras terapias. Bilbao: Desclée De Brouwer.

Shapiro, F. (2015). Desensibilizacion Y Reprocesamiento por medio de Movimiento Ocular. México Pax Mexico

Van der Kolk, B. A. (2020). El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, mente y cuerpo en la superación del trauma. Madrid: Eleftheria.

Zegarra-Valdivia, Jonathan A., & Chino-Vilca, Brenda N. (2019). Neurobiología del trastorno de estrés postraumático. Revista mexicana de neurociencia20(1), 21-28. Epub 04 de abril de 2022.

¿Cómo superar las inseguridades personales? Comprendiendo las raíces

Inseguridades
Inseguridades
Inseguridades

La inseguridad hace referencia a un sentimiento individual de falta de confianza, principalmente en uno mismo, que encamina a las dudas constantes sobre la valía personal, generando autocrítica significativa. Muchas veces las inseguridades impiden un desarrollo pleno y afectan, a su vez, la capacidad de disfrute.

A continuación, explicaremos qué son las inseguridades y qué tipos existen.

¿Qué son las inseguridades?

En términos generales, la inseguridad se refiere a la falta de confianza en uno mismo, ya sea en las propias habilidades y en el valor personal. Por lo tanto, las inseguridades son respuestas internas de duda, vergüenza o temor sobre uno mismo.

Estas sensaciones incluyen creencias negativas sobre la insuficiencia, incapacidad, vulnerabilidad o desmerecimiento sobre aspectos de la vida, las cuales, afectan la forma en que la persona se percibe frente al mundo, perjudicando su relacionamiento y gestión de desafíos.

Por ello, las inseguridades relacionan la falta de autoconfianza, la duda constante, la baja autoestima y la dificultad para tomar decisiones en una o varias áreas.

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¿Dónde se originan las inseguridades?

Las inseguridades de una persona pueden originarse por múltiples factores, como:

  • Experiencias tempranas de apego inseguro
  • Crítica excesiva
  • Falta de validación
  • Eventos traumáticos
  • Fracasos repetidos
  • Comparaciones constantes
  • Experiencias de rechazo, humillación o abandono
  • Presión social (estándares de belleza o éxito)

Situaciones como estas suelen influir en la formación de una autoestima frágil, por la construcción de la identidad, reforzando sólidas creencias negativas, principalmente de “no ser capaces, no ser suficientes, no ser merecedores de éxito, amor, estabilidad, e inclusive respeto”.

Por ello, el origen emocional de las inseguridades, parte desde el aprendizaje, ya sea por críticas, falta de apoyo, comparaciones, etc. O bien por traumas, por eventos emocionales intensos, como humillaciones, abusos o rechazos; o situaciones específicas que implicaban cambios y adaptaciones.

Lee también: Apego inseguro: Cómo afectan tus relaciones.

Tipos de inseguridades

Las inseguridades pueden clasificarse según el área afectada.

  1. Inseguridad de autoestima: Sentimientos de no ser suficiente, valioso o digno. Se manifiesta como autocrítica constante, miedo al juicio o necesidad de validación.
  2. Inseguridad física: Preocupación por la apariencia física, peso, altura, rasgos o imperfecciones. Puede estar ligada a trastornos de imagen corporal.
  3. Inseguridad social: Miedo a ser rechazado, ignorado o juzgado en interacciones sociales. Puede llevar a sentir mucha vergüenza y evitar reuniones, hablar en público o conocer gente nueva.
  4. Inseguridad emocional o afectiva: Se presenta en relaciones cercanas, con miedo al abandono, a no ser amado, a la traición, a no ser suficiente para el otro o con celos intensos.
  5. Inseguridad profesional o académica: Duda sobre la propia competencia, miedo a fallar, al “síndrome del impostor” o a no estar a la altura de las expectativas en entornos laborales o educativos, conduciendo muchas veces al perfeccionismo.

La persona con inseguridades suele perder oportunidades o evitar situaciones que generan temor. Asimismo, tienden a interpretar de manera negativa las señales sociales.

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¿Cómo abordar las propias inseguridades?

woman thinking with doubt vector isolated

Superar la inseguridad requiere un proceso consciente de autoconocimiento, paciencia y trabajo emocional. Algunas de las estrategias efectivas son las siguientes:

  • Identifica el origen de las inseguridades: Comprender de dónde vienen. Cuestionarse si están relacionadas con experiencias pasadas (mensajes negativos recibidos en la infancia o comparaciones sociales), puesto que no pertenecen a uno, sino que se repitieron por aprendizaje.
  • Cambia los pensamientos negativos: Muchas inseguridades se mantienen por distorsiones cognitivas, como el pensamiento de “todo o nada” o la “sobre generalización”. Será bueno cuestionar su veracidad y reemplazarlo por uno más realista.
  • Fortalece la autoestima: Aceptar las virtudes y defectos. La autoestima saludable no significa llegar a la egolatría, sino reconocerse como valioso sin condiciones.
  • Establece metas pequeñas y alcanzables: Lograr pequeños objetivos fortalece la autoconfianza.
  • Rodéate de personas vitamina: Marian Rojas se refiere a aquellas personas “nutritivas emocionalmente”, que potencian las fortalezas, ofrecen retroalimentación constructiva y fomentan la seguridad y el crecimiento.
  • Acepta la vulnerabilidad: Sentirse inseguro a veces es parte natural del ser humano. Aceptar que no siempre tienes el control, y que está bien cometer errores, reduce la autoexigencia y el miedo al juicio.
  • Consulta con un profesional: La psicoterapia permite trabajar los pensamientos disfuncionales asociados a la inseguridad, identificando y cuestionando creencias negativas sobre uno mismo, promoviendo una visión más realista y compasiva.

Además, el desarrollo de habilidades como la autoaceptación, el establecimiento de límites saludables y el cultivo de la autocompasión son fundamentales.

Descubre más en: Tengo miedos: Un camino para entenderlos y superarlos

Conclusiones

Reconocer las inseguridades no es signo de debilidad. En lugar de reprimirlas, resulta más saludable explorarlas con curiosidad y empatía. Existen distintos tipos de inseguridad, sin embargo, todos ellos son tratables.

Trabajar con las inseguridades significa aprender a gestionarlas sin que dominen la propia vida y con ella las decisiones.

Por último, a través del acompañamiento terapéutico, el apoyo social y la práctica del autocuidado, es posible construir una relación más segura y amable con uno mismo.

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Referencias

Guzmán-González, Mónica, Carrasco, Natalia, Figueroa, Paulina, Trabucco, Caterina, & Vilca, Daniela. (2016). Estilos de Apego y Dificultades de Regulación Emocional en Estudiantes Universitarios. Psykhe (Santiago)25(1), 1-13.

Heredia García, María Isabel, & Jaramillo Zambrano, Ana Elizabeth. (2024). Estilo de apego y regulación emocional en adolescentes de la ciudad de Milagro. Revista Universidad y Sociedad16(3), 22-32.

Rojas Estapé, M. (2021). Encuentra tu persona vitamina. Editorial Espasa.

¿Emociones atrapadas? Cómo reconocerlas y liberarlas

Emociones atrapadas
Emociones atrapadas

Las emociones son parte fundamental de nuestra vida. Son las respuestas psicofisiológicas automáticas que surgen ante ciertos estímulos internos o externos. Sin embargo, existen situaciones en las que a uno le es más difícil expresar. Es entonces, cuando ciertas emociones quedan “atrapadas”, por no haber sido expresadas; lo cual, altera el bienestar emocional.  

En este artículo explicaremos qué son las emociones atrapadas y cuál su impacto.

¿Qué son las emociones atrapadas?

El término “emociones atrapadas” hace referencia a experiencias emocionales que no han sido procesadas de manera adaptativa y que, por lo tanto, persisten almacenadas en el sistema interno, generando malestar psicológico o síntomas físicos.

Las emociones atrapadas no surgen únicamente cuando no se logró expresar lo suficiente cuando algo reciente ocurrió, sino que implican situaciones pasadas, incluso de años atrás, que contienen carga emocional densa, la cual se almacena de manera disfuncional.

Emociones atrapadas y cuerpo físico

Las emociones atrapadas tienen estrecha relación con el cuerpo. Puesto que todas las emociones cumplen una función específica que permite la adaptación, las mismas se sienten y expresan de manera corporal.

Cuando una persona siente que no pudo expresar lo necesario, esta supresión emocional puede generar síntomas psicosomáticos o trastornos del estado de ánimo. Van der Kolk afirma que el cuerpo tiene memoria y en él, muchas veces, recaen experiencias no procesadas de manera adaptativa.

En este caso, la persona que tiene emociones atrapadas, muchas veces puede llegar a “somatizar”, es decir, tener molestias corporales, digestivas, inmunitarias; dolores musculares, contracturas, problemas en las relaciones sexuales, cansancio, etc. Lo cual, se relaciona directamente con la ansiedad, la depresión e incluso conflictos interpersonales.

¿Cuándo queda estancada una emoción?

Una emoción puede quedar atrapada cuando:

  • Se reprime por presión social, miedo o vergüenza.
  • Ocurre un evento traumático y no se elabora emocionalmente.
  • La persona no tiene recursos o habilidades para procesarla (por ejemplo, en la infancia).

Y estas se manifiestan a través de:

  • Respuestas emocionales intensas sin causa aparente.
  • Sensaciones físicas persistentes (dolores, opresión en el pecho, nudos en la garganta).
  • Creencias negativas sobre uno mismo que persisten (“no valgo”, “estoy en peligro”).
  • Patrones repetitivos de comportamiento que no se modifican fácilmente.

Descubre más en: El terrorífico acto de no sentir las emociones: el bloqueo emocional

Sistema de Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI)

Desde el modelo del (PAI) las emociones atrapadas pueden entenderse como recuerdos no procesados adecuadamente que se almacenan de forma disfuncional en la red de memoria.

El sistema nervioso está diseñado para procesar las experiencias de manera adaptativa, lo que permite la integración de redes de memoria funcionales. Sin embargo, experiencias altamente estresantes pueden sobrepasar la capacidad del sistema y quedar almacenadas de forma disfuncional, generando un cúmulo de emociones atrapadas.

Por lo tanto, cuando una experiencia emocional intensa (trauma, abandono, humillación, etc.) no termina de procesarse, sus elementos (emociones, pensamientos y sensaciones físicas) quedan almacenados en un estado original disfuncional.

Lee también: Heridas emocionales, ¿cómo hoy nos puede afectar?

¿Cómo liberar las emociones atrapadas?

Liberar emociones atrapadas implica reconocerlas, validarlas y permitir que se expresen de forma segura. A continuación, se presentan algunas estrategias basadas en evidencia:

  • Conciencia emocional: El primer paso es identificar lo que sentimos y aceptar que no siempre será posible controlarlo todo. Se trata de observar las emociones sin juzgarlas.
  • Expresión emocional consciente: El hecho de hablar, escribir, llorar e inclusive el arte como medio de expresión, ayuda a externalizar emociones que estaban encapsuladas internamente
  • Trabajo corporal: Actividades como el yoga, la danza libre o ejercicios somáticos ayudan a desbloquear tensiones acumuladas (respiración consciente, yoga, meditación, masaje terapéutico).
  • Autocompasión: Practicar la autocompasión cuando surgen emociones difíciles, desde la comprensión y validación propia.
  • Técnicas de respiración y relajación: Para regular el sistema nervioso. Puede aplicarse mindfulness y meditación.
  • Terapia psicológica: En especial, terapias como EMDR, la terapia centrada en emociones (EFT) y la psicoterapia somática han mostrado eficacia en desbloquear emociones reprimidas.
  • Otras técnicas alternativas o energéticas: Como la acupresión, la terapia musical, o la técnica de exposición, que implica exponerse de modo gradual a situaciones o emociones evitadas, permitiendo que aquello atrapado se active y procese de manera segura.

Anabel González muestra una guía para lidiar con las emociones en su libro “Lo bueno de tener un mal día“.

Soltar emociones implica no solo reconocerlas, sino también dejar de aferrarse a ellas. No con la idea errónea de “ignorarlas o eliminarlas para no sentir”, sino que se trata de permitir que sigan su curso natural, dándoles el espacio para ser procesadas y, luego, integrarlas.

Conclusión

Hablar de emociones atrapadas resulta fundamental, por el impacto real que tiene sobre la calidad de vida. Esto no es una “metáfora terapéutica”, sino un fenómeno que puede explicarse desde la psicología y la neurociencia, y que tiene efectos negativos significativos que dañan la salud mental, emocional y física.

Aprender a reconocer, expresar y soltar nuestras emociones es crucial para la salud integral. Una “buena relación con las propias emociones”, permite el autoconocimiento, la tolerancia y una gestión emocional satisfactoria.

Referencias

García Andrade, Adriana. (2019). Neurociencia de las emociones: la sociedad vista desde el individuo. Una aproximación a la vinculación sociología-neurociencia. Sociológica (México)34(96), 39-71.

González, A. (2022) EMDR y Procesamiento emocional: Trabajando en pacientes con desregulación grave. Desclée de Brouwer.

Shapiro, F. (2004). EMDR: Desensibilización y Reprocesamiento por medio de movimiento ocular. Pax México.

Van der Kolk, B. (2014). El cuerpo lleva la cuenta: Cerebro, cuerpo y mente en la superación del trauma. Eleftheria.

¿Qué es la dismorfia corporal? Significado, síntomas y tratamiento

Dismorfia corporal
Dismorfia corporal

La dismorfia corporal es un trastorno psicológico, también denominado como Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), que se caracteriza por una preocupación excesiva y obsesiva por defectos percibidos en la apariencia física, que a menudo son mínimos o incluso inexistentes. Esta condición puede afectar gravemente la calidad de vida del individuo y su funcionamiento diario.

Las personas que padecen este trastorno, realizan conductas repetitivas, como mirarse obsesivamente al espejo, en respuesta a su preocupación por la apariencia.

Dismorfia corporal: significado y características clínicas

El término dismórfico proviene del griego dys (anormal) y morphé (forma). Hace referencia a la percepción alterada de la forma o el aspecto corporal.

La dismorfia corporal implica no solo preocupación por el aspecto físico, sino que se trata de una alteración perceptiva que lleva al individuo a tener una imagen distorsionada de sí mismo. Las distorsiones cognitivas respecto a la apariencia son centrales en el Trastorno Dismórfico Corporal, donde la preocupación por defectos físicos, la mayoría de las veces, es invisible a los demás y en algunos casos graves, conlleva una condición delirante.

Las personas que padecen dismorfia corporal, pueden pasar varias horas al día mirándose en el espejo, comparándose con otros, buscando defectos, ocultando los complejos físicos y, en muchos casos, evitando situaciones sociales por vergüenza o ansiedad relacionada con su cuerpo.

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Etiología y prevalencia

La etiología precisa del TDC es desconocida, pero se plantea un considerable componente hereditario, pues el trastorno se presenta hasta ocho veces más frecuentemente en las familias con antecedentes de la patología.

Entre otros factores de riesgo, los más comunes son:

  • Experiencias de acoso o burlas durante la infancia relacionadas con la apariencia.
  • Presión social o cultural hacia estándares de belleza poco realistas.
  • Presencia de trastornos mentales previos como depresión, trastornos de la Conducta Alimentaria o trastorno Obsesivo Compulsivo.
  • Influencia de redes sociales y medios de comunicación visual, que refuerzan ideales corporales inalcanzables.

Lee también TCA en adolescentes: Trasfondo de los Trastornos de la Conducta Alimentaria.

El trastorno dismórfico corporal comienza habitualmente en la adolescencia y puede ser algo más frecuente entre las mujeres. En un momento dado, alrededor del 1,7 a 2,9% de las personas padece el trastorno.

Signos y síntomas de la dismorfia corporal

Pueden desarrollarse en forma gradual o brusca. Por lo general, las preocupaciones se centran en el rostro o cabeza, pero pueden afectar cualquier parte del cuerpo, como el pelo, el acné, las arrugas, las cicatrices, las marcas vasculares, el color de la tez o el vello facial o corporal excesivo. Asimismo, las personas con dismorfia corporal pueden centrarse en la forma o el tamaño de la nariz, los ojos, las orejas, la boca, las mamas, las nalgas, las piernas, los músculos u otra parte del cuerpo.

Consideran las partes del cuerpo que no les gustan como feas, poco atractivas, deformes, anormales, repugnantes o monstruosas.

Asimismo, estudios sugieren que personas con TDC, muestran anormalidades en la función ejecutiva del procesamiento visual y emocional del rostro y el cuerpo.

Natalia Seijo propone que esta distorsión de la imagen corporal está profundamente relacionada con experiencias traumáticas previas y mecanismos de disociación. Describe cómo las personas con dismorfia corporal pueden desarrollar una parte disociada de sí mismas, que alberga sentimientos de vergüenza y rechazo hacia su cuerpo.

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Conductas compulsivas

En algunos casos, se presentan conductas repetitivas como:

  • Mirarse al espejo o evitar hacerlo.
  • Compararse con las demás personas.
  • Pellizcarse la piel.
  • Aseo excesivo.
  • Arreglarse compulsivamente.
  • Arrancarse el cabello.
  • Cambiarse de ropa.
  • Buscar constantemente la aprobación.

Las personas con dismorfia corporal creen erróneamente que la gente los observa con atención o se burlan de ellos a causa de estos defectos. La mayoría intenta camuflar su defecto, y pueden llegar a realizarse distintos tipos de tratamientos como tratamiento dermatológico, dental, hormonal, quirúrgico u otro tratamiento estético.

Impacto del Trastorno Dismórfico Corporal

En algunos casos, las conductas repetitivas pueden volverse tan intrusivas que interfieren con las actividades cotidianas. Por ello, las personas experimentan ansiedad, depresión, baja autoestima y puede desencadenar en el aislamiento social, la hospitalización psiquiátrica y la conducta suicida. Por ello, en casos muy graves, el trastorno dismórfico corporal es incapacitante.

El trastorno dismórfico corporal se caracteriza por niveles significativamente más altos de suicidio que otros trastornos psiquiátricos

Tratamiento del Trastorno Dismórfico Corporal

El tratamiento para la dismorfia corporal debe ser multidisciplinario.

Terapias como la Cognitivo-Conductual (TCC), permiten identificar y modificar los pensamientos distorsionados sobre el cuerpo, así como a reducir las conductas evitativas o compulsivas. De igual manera, la intervención psicofarmacológica resulta eficaz para la reducción de los síntomas. Asimismo, la terapia de Reprocesamiento y Desensibilización a través de Movimientos Oculares (EMDR), permite reprocesar recuerdos traumáticos que contribuyen a la distorsión de la imagen corporal y facilita la reconexión y la integración del yo.

Se debe tratar de llegar a una percepción corporal más realista y compasiva. Para ello, es necesario informar al paciente y su entorno sobre la naturaleza del trastorno, lo cual reduce el estigma y favorece la adherencia al tratamiento.

Por último, es recomendable evitar el tratamiento cosmético, que casi siempre es ineficaz.

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Conclusiones

Comprender qué es la dismorfia corporal implica reconocer que no se trata de vanidad o superficialidad, sino de un trastorno mental complejo que requiere atención clínica. El TDC, involucra conductas repetitivas como mirarse al espejo y compararse con los demás.

El significado de dismorfia está relacionado con una alteración en la percepción y valoración de la imagen corporal, que puede derivar en ansiedad, depresión y otros trastornos que conllevan sufrimiento emocional profundo y, en casos graves, conducen a conductas suicidas.

El apoyo profesional es fundamental para superar este trastorno, y llegar a la percepción corporal saludable y con ella a la integración del yo.

Referencias

Behar, Rosa, Arancibia, Marcelo, Heitzer, Cristóbal y Meza, Nicolás. (2016). Trastorno dismórfico corporal: aspectos clínicos, dimensiones nosológicas y controversias con la anorexia nerviosa. Revista médica de Chile , 144 (5), 626-633. 

Garza, Regina, Cardoso, Viviana, & González, Clara. (2024). El trastorno dismórfico corporal y las redes sociales. Revista mexicana de medicina familiar11(1), 33-37. Epub 31 de mayo de 2024.

Phillips, K. (2023). Trastorno dismórfico corporal. Manual MSD, versión para profesionales.

¿Qué es la envidia? Cuando el éxito ajeno incomoda

¿Qué Es La Envidia?
¿Qué Es La Envidia?
¿Qué Es La Envidia?

La envidia es una emoción secundaria, de carácter social, particularmente compleja, que se caracteriza por reacciones afectivas negativas ante la comparación social. Esta emoción surge cuando una persona percibe que otro posee algo “deseable”, como éxito, belleza, inteligencia o relaciones, y experimenta malestar por no tenerlo.

¿Qué es la envidia?

Para saber qué es la envidia, se debe tomar en cuenta que se trata de una reacción emocional desagradable que puede surgir cuando un individuo se compara con los demás. La envidia se caracteriza por sentimientos de inferioridad, hostilidad y resentimiento, asociados con la percepción de injusticia. Esto produce la idea de que otra persona o grupo de personas disfrutan de una posesión deseada, sea algún objeto, posición social o atributo.

Esta emoción implica, a menudo, una mezcla de tristeza, resentimiento y deseo, que puede conducir a experimentar pensamientos o conductas destructivas hacia el otro.

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Formas de envidia

Varios autores propusieron la existencia de dos formas de envidia: maligna y benigna.

  • Envidia benigna: Motiva a superarse e imitar al otro de forma positiva. La persona envidiosa se siente entusiasmada a realizar mejoras sobre sí misma (en el atributo deseado) para alcanzar la posición superior del envidiado.
  • Envidia maliciosa: Se relaciona con el deseo de que el otro pierda lo que tiene. La motivación del envidioso está dirigida a “tirar hacia abajo” o a una posición inferior al envidiado.

Quienes experimentan envidia benigna, se sienten más inspirados por la persona y existe un reconocimiento del éxito ajeno. En cambio, quienes experimentan envidia maligna buscan más distancia de la persona a la que envidian y sienten las experiencias más frustrantes.

Asimismo, ambas formas activan áreas cerebrales relacionadas con el dolor social, lo que muestra cómo esta emoción puede ser tan intensa como el sufrimiento físico.

¿Qué es la envidia emocional?

La envidia emocional hace referencia al malestar que surge al ver la felicidad o bienestar emocional del otro, especialmente en áreas como el amor, la autoestima o las relaciones familiares.

Esto genera resentimiento o tristeza al percibir que otra posee una vida emocional más satisfactoria y es común en relaciones cercanas, como amistades, parejas o familias, donde la comparación es frecuente e inconsciente. Esta envidia suele estar vinculada a una baja autoestima y a la sensación de no ser suficiente.

Descubre más en ¿Qué es la envidia en las relaciones? Descifrando el narcisismo en Pareja.

Envidia y Schadenfreude 

Schadenfreude es un término de origen alemán que hace referencia al placer o satisfacción por el daño ajeno, es decir, compete una reacción comportamental ante la desgracia ajena. Mientras que la envidia implica aparte de reconocer una carencia propia, experimentar malestar frente al bienestar ajeno.

Ambos términos, hacen referencia a emociones que se fortalecen cuando se evocan situaciones coherentes con el fracaso.

De igual manera, estudios mostraron cierta relación entre ambas reacciones, puesto que, las personas con mayor tendencia al conflicto son más propensas a experimentar envidia y Schadenfreude.

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Función emocional de la envidia

La envidia, aunque muchas veces se considera una emoción negativa o “moralmente indeseable”, cumple funciones psicológicas y sociales importantes. Su función principal es señalar una desventaja percibida para motivar conductas de adaptación, comparación o competencia. Según Festinger, permite evaluar nuestra posición respecto a otros en áreas relevantes como el éxito, las relaciones o la apariencia, brindando información sobre las propias metas, deseos y carencias.

De igual manera, aparte de cumplir una función motivacional, cumple una función defensiva, como “autoprotección del yo”, que surge como una respuesta emocional para proteger la autoestima cuando nos sentimos inferiores. Aunque puede generar malestar, sirve como una alerta interna que indica que hay una herida narcisista o una amenaza al autoconcepto.

Lee también: ¿Qué es la envidia? Un viaje a través de las emociones envidia

¿Cómo actuar cuando una persona te tiene envidia?

Cuando alguien siente envidia por uno, por lo general se notan comportamientos pasivo-agresivos, críticas disfrazadas de consejos, minimización de tus logros o incluso sabotaje. Frente a esto, es importante:

  1. No reaccionar con hostilidad: Mantener la calma, no tomarlo como algo personal o inclusive reaccionar con cierta indiferencia, puede desactivar la tensión.
  2. Establecer límites claros: Si la envidia se manifiesta con conductas dañinas, es necesario establecer límites, comunicando de forma asertiva lo que no se va a permitir.
  3. Evitar la ostentación innecesaria: Ser discreto puede reducir el impacto en personas sensibles a la comparación.
  4. Mostrar empatía (si es posible): Muchas veces, la envidia proviene del sufrimiento interno del otro. Comprender esto puede facilitar una respuesta compasiva.

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¿Cómo manejar la envidia?

Sentir envidia no significa que uno sea mala persona. Se trata de una emoción humana natural, sin embargo, algunas formas de gestionarla son las siguientes:

  • Reconocer sin juicio: Primero se debe aceptar la emoción sin culpa, identificando lo que se siente.
    “Siento envidia porque esa persona logró algo que yo deseo.”
  • Identificar qué muestra la envidia: Puede mostrar objetivos personales reales, probablemente descuidados o inconscientes.   
  • Transformar la envidia en motivación: Impulsar el cambio y el crecimiento, en vez de centrarse en lo que le falta.
  • Hablarse con compasión: Evitar el diálogo interno autocrítico y la comparación destructiva:
     “Yo nunca lo lograré”, “soy un fracaso”. à “Estoy sintiendo esto porque me importa. Está bien querer mejorar. Estoy en mi propio camino.”
  • Celebrar los logros ajenos: Practicar la admiración en lugar de la comparación. Esto fortalece las relaciones y reduce la hostilidad asociada con la envidia maliciosa.
    “Esa persona lo logró. Yo también puedo lograr mis propias metas.”
  • Fortalecer la autoestima: La envidia suele florecer donde hay inseguridad o vacío emocional. Trabajar en la autoestima, identidad personal y metas significativas reduce su intensidad. E igualmente, practicar la gratitud.
  • Apoyo psicológico: Buscar apoyo psicológico es un paso valiente y útil.

Conclusiones

Para definir qué es la envidia, esta debe entenderse como una emoción compleja, universal y natural. La misma puede diferenciarse desde el concepto de envidia benigna y maligna, puesto que la primera se determina por una fuerza motivacional que encamina a la oportunidad de crecimiento y la segunda, a la fuerza destructiva.

Para entender qué es la envidia, es necesario reconocerla sin juicios en uno mismo, comprenderla en los demás y responder con inteligencia emocional ante situaciones donde las respuestas pueden marcar la diferencia entre relaciones dañinas y saludables.

Referencias

Mola, Débora Jeanette, Reyna, Cecilia, & Godoy, Juan Carlos. (2015). El rol de la envidia benigna y maligna en la toma de decisiones estratégicas. Suma Psicológica22(1), 53-61.

RESTREPO-NEIRA, CECILIA. (2019). Revisión narrativa de la relación entre envidia y Schadenfreude. CS , (27), 117-141. 

Vila Abad, Enrique, Hijós Larraz, Luis Alfonso, & Holgado Tello, Francisco Pablo. (2013). Adaptación y validez de contenido del cuestionario de envidia infantil a población adulta. Acción Psicológica10(2), 59-72. 

Los 10 mejores libros de autoestima

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La autoestima es un componente fundamental del bienestar psicológico y el desarrollo personal. Afortunadamente, existen numerosos recursos que permiten fortalecer la autovaloración y el autocuidado. Entre estos recursos, podemos mencionar uno de los mejores libros de autoestima, que han demostrado ser herramientas efectivas para fomentar el amor propio y el crecimiento emocional.

La lectura de contenido especializado no solo proporciona estrategias prácticas, sino que también ayuda a evaluar las creencias limitantes y patrones de pensamiento negativos, abriendo paso al pensamiento reflexivo.

¿Qué contenido existe en los mejores libros de autoestima?

Estos libros suelen combinar fundamentos científicos con ejercicios prácticos. Diversos autores plantean que la autoestima se construye a partir de prácticas diarias de conciencia, responsabilidad, propósito y compromiso. Estas prácticas deben estar acompañadas de actividades específicas que faciliten su aplicación en la vida cotidiana.

De igual manera, los mejores libros de autoestima, pueden estar centrados en la ayuda personal, donde se encuentran guías accesibles para mejorar la calidad de vida. Aunque estos libros no sustituyen la psicoterapia, cumplen como un complemento poderoso para quienes desean iniciar un proceso de autoconocimiento, los cambios personales y la liberación de los juicios autocríticos.

Asimismo, en la actualidad, ha crecido la oferta de mejores libros de autoestima para mujeres, dirigidos a atender desafíos particulares que enfrentan las mujeres en sociedades que a menudo imponen estándares poco realistas de éxito y belleza. Estos libros de autoestima promueven el amor propio y la sanación emocional mediante afirmaciones positivas, así como el fortalecimiento de la identidad femenina desde la psicología.

Visita también: Inteligencia emocional en libros: una guía a través de ellos.

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10 mejores libros de autoestima

  • “Los seis pilares de la autoestima” – Nathaniel Branden
    Explica que la autoestima se construye con acciones concretas, como vivir con propósito, responsabilidad y autoaceptación.
  • “Me quiero, te quiero” – Jaume Soler y Mercè Conangla
    Cómo mejorar la relación con uno mismo y con los demás, entendiendo que el amor propio es el primer paso para relaciones saludables.
  • “Autoestima automática” – Silvia Congost
    Manual práctico que ofrece herramientas para reforzar la autoestima sin depender de la aprobación externa, fortaleciendo la asertividad, confianza en uno mismo y el crecimiento personal.
  • “Cree en ti” – Rut Nieves
    Libro motivacional que mezcla neurociencia y espiritualidad para romper límites mentales y recuperar la confianza en ti mismo.
  • “Enamórate de ti” – Walter Riso
    Un enfoque directo y terapéutico para aprender a quererte, establecer límites, liberarse de dependencias y fortalecer el amor propio, sin caer en el narcisismo.

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  • “Los dones de la imperfección” – Brené Brown
    Facilita relacionarse con uno mismo y con el mundo de una manera más optimista, aceptando que la imperfección forma parte de la vida. Desde una óptica de vulnerabilidad y la autenticidad, da importancia a la autocompasión como clave para una autoestima real y duradera.
  • “Los cuatro acuerdos” – Don Miguel Ruiz
    Propone cuatro principios para alcanzar la libertad personal y la paz interior. Refuerza la autoestima al eliminar creencias limitantes y el juicio propio.
  • “Si te pierdes, mira dentro” – Brianda Fitz-James Stuart
    Libro introspectivo con reflexiones, arte y ejercicios creativos que invitan a reconocer lo que es esencial en la vida y la importancia de buscarse a uno mismo. Enseña a confiar en la intuición y sanar heridas emocionales desde el interior.
  •  “Tú Puedes Sanar tu Vida” – Louise L. Hay
    Ofrece valiosas herramientas para liberarte de la autocrítica y cultivar un amor propio más profundo. Se centra en el poder de los pensamientos para crear la realidad y sostiene que sanar la autoestima implica cambiar patrones mentales negativos.
  • “El secreto de la autoestima” – Antoni Bolinche
    Propone una nueva teoría de la seguridad personal y promueve confianza y realización personal. Sostiene que la seguridad depende de cuatro pilares fundamentales: autoestima, autoimagen, autoconcepto y competencia sexual.

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Los conceptos de autocuidado, autoestima y desarrollo personal, vienen entrelazados para llegar al bienestar emocional. Para una autovaloración completa, resulta fundamental encontrar mejores libros de autoestima, que permitan el reencuentro con uno mismo y faciliten el acceso a información complementaria para una calidad de vida elevada. Estos libros son recursos valiosos y brindan contenido práctico y de fácil lectura.

No se trata de ser perfectos o tener una vida sin errores ni temores, se trata de animarse a mirar adentro y encontrar el inicio de un viaje transformador hacia una vida más plena y consciente.

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Preguntas frecuentes

  • ¿Los libros de autoestima sustituyen a la terapia?
    No. Por más que sean los mejores libros de autoestima, son herramientas complementarias. Si tu autoestima afecta tu vida diaria, lo mejor es combinarlos con apoyo psicológico profesional.
  • ¿Se puede tener buena autoestima y aún tener días malos?
    Claro. La autoestima no significa sentirte bien todo el tiempo. Es aceptar tus errores, cuidarte incluso en los días difíciles y no definir tu valor por momentos puntuales.
  • ¿Qué factores influyen en la autoestima?
    Experiencias en la infancia, el entorno familiar, las experiencias de éxito o fracaso, el trato que recibes, la forma en que hablas contigo mismo y tus relaciones personales influyen directamente.

Referencias

Bolinches, A. (2018). El secreto de la autoestima. Grijalbo.

Branden, N. (2001). Los seis pilares de la autoestima. Paidós.

Brown, B. (2010). Los dones de la imperfección: Deja de ser quien crees que deberías ser y abraza quien eres. Urano.

Congost, S. (2021). Autoestima automática: Claves para construir tu seguridad personal. Zenith.

Fitz-James Stuart, B. (2022). Si te pierdes, mira dentro. Lunwerg Editores.

Hay, L. L. (1984). Tú puedes sanar tu vida. Urano.

Nieves, R. (2016). Cree en ti: Descubre el poder de transformar tu vida. Planeta

Riso, W. (2012). Enamórate de ti: El valor imprescindible de la autoestima. Planeta.

Ruiz, D. M. (1997). Los cuatro acuerdos: Una guía práctica para la libertad personal. Urano.

Soler, J., & Conangla, M. (2005). Me quiero, te quiero: Práctica del buen trato en la pareja. Amat Editorial.