Orientador vocacional: Entre intereses, habilidades y decisiones

orientador vocacional
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La etapa de elegir una carrera o decidir un rumbo profesional es uno de los momentos más significativos en la vida. Muchas personas se preguntan qué hacer para encontrar su vocación y cumplir con la realización personal. En este proceso, la figura del orientador vocacional resulta fundamental, ya que permite explorar intereses, habilidades y valores para tomar decisiones informadas y satisfactorias.

Se ha demostrado que tener claridad sobre la vocación no solo incrementa la satisfacción laboral, sino que también mejora la salud mental y la motivación intrínseca.

¿Qué es un orientador vocacional?

Un orientador vocacional es un profesional, generalmente psicólogo especializado, que acompaña a las personas en el proceso de encontrar su camino académico y profesional. Su trabajo consiste en identificar los talentos, intereses, valores y fortalezas del individuo para guiarlo hacia un futuro más coherente con su identidad y metas.

Según la teoría de Holland (1997), la elección vocacional depende de la congruencia entre la personalidad y el ambiente laboral. El orientador utiliza pruebas psicométricas, entrevistas y dinámicas reflexivas para evaluar esta relación y así ayudar a tomar decisiones más acertadas.

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¿Qué significa tener vocación?

El término vocación proviene del latín vocare, que significa “llamado”. En psicología, se entiende como la inclinación profunda hacia una actividad o profesión que da sentido y propósito a la vida. Tener vocación no es únicamente elegir un trabajo, sino sentir que el camino seleccionado conecta con la identidad personal y los valores.

La investigación ha mostrado que tener vocación se asocia con mayor compromiso laboral, menor agotamiento emocional y un incremento en la percepción de bienestar.

Cómo encontrar la vocación

Encontrar la vocación no siempre es un proceso rápido ni lineal. Muchas personas sienten confusión o presión social al decidir. Un orientador vocacional trabaja sobre las siguientes dimensiones clave:

  1. Autoconocimiento: Identificar intereses, habilidades, rasgos de personalidad, tipos de inteligencia y valores. Por ejemplo, las pruebas como el Inventario de Intereses de Strong, o distintos test de aptitudes o estilos de aprendizaje, ayudan a explorar áreas de afinidad.
  2. Exploración: Investigar carreras, oficios y oportunidades profesionales. Esto con planes de estudio en universidades, contenido de cursos o entrevistas con profesionales.
  3. Evaluación de valores: Elegir opciones que estén alineadas al propósito de vida. Esto incluye altruismo, creatividad, prestigio, flexibilidad, etc.
  4. Análisis de alternativas: El orientador vocacional ayuda a comparar ventajas, desventajas y compatibilidad con los intereses y capacidades.
  5. Toma de decisiones: Integrar la información recogida y elaborar un plan de acción. Aquí, el orientador vocacional fomenta la autonomía y la capacidad de tomar elecciones responsables.

Asimismo, participar en voluntariados, cursos cortos o pasantías, puede ser útil, así como utilizar la visualización a futuro, es decir, cómo se ve uno en 5 o 10 años ejerciendo la profesión.

El modelo de toma de decisiones de Gati & Asher (2001) propone que el orientador vocacional debe acompañar al estudiante a reducir la ansiedad y la indecisión, facilitando estrategias prácticas para avanzar.

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Beneficios de la orientación vocacional

Acudir a un orientador vocacional ofrece múltiples beneficios psicológicos y prácticos:

  • Reducción de la ansiedad: Ayuda a manejar el miedo a equivocarse.
  • Mayor motivación: Alinear intereses y metas incrementa el esfuerzo sostenido.
  • Prevención del abandono académico: Quienes eligen carreras coherentes con sus valores tienen menos probabilidades de desertar (Allen & Robbins, 2010).
  • Construcción de identidad: El proceso fortalece la autoconfianza y la claridad sobre el futuro.

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Orientación vocacional en la vida adulta

Aunque suele relacionarse con adolescentes y jóvenes, la orientación vocacional también es útil en la adultez. Muchas personas atraviesan crisis de sentido, cambios de carrera o reinvención laboral. En estos casos, la ayuda profesional permite reencontrar la vocación y adaptarse a nuevas circunstancias.

La psicología positiva plantea que encontrar un propósito en la vida, incluso en etapas tardías, se asocia con mayor resiliencia y satisfacción.

Estrategias para avanzar hacia tu vocación

Si te preguntas ¿cómo encontrar mi camino?, estas prácticas pueden ayudarte:

  • Reflexión personal: Piensa y escribe sobre momentos en los que te has sentido pleno y motivado.
  • Explora intereses diversos: La flexibilidad sumada a la curiosidad abre las puertas hacia nuevas opciones.
  • Acepta la incertidumbre: Es necesario entender que la vocación puede evolucionar con el tiempo. Asimismo, uno no necesita una única respuesta definitiva, es decir, puedes elegir un camino inicial y ajustarlo con la experiencia.
  • Busca apoyo profesional: Encontrar la vocación por uno mismo es absolutamente posible, sin embargo, si se presentan muchas dudas o confusión, un orientador vocacional puede darte herramientas prácticas para estructurar tu decisión.

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Conclusiones

La vocación no es solo una elección profesional, sino un proceso de autoconocimiento que evoluciona con el tiempo, el cual requiere paciencia, pasión y fortalecimiento de valores.

Un orientador vocacional puede ser el acompañante ideal en este recorrido, brindando estrategias psicológicas y herramientas prácticas para encontrar un camino coherente con los valores personales. Tener vocación es, descubrir un propósito que da sentido a la vida y permite crecer en bienestar y realización.

Referencias

Erazo Guerra, Xavier Fernando, & Rosero Morales, Elena del Rocio. (2021). Orientación vocacional y su influencia en la deserción universitaria. Horizontes Revista de Investigación en Ciencias de la Educación5(18), 591-606. Epub 30 de junio de 2021.

Lema Cachinel, Alejandro Nicolás, Martin Alvarez, Yissel Marely, & Bell Rodríguez, Rafael Félix. (2024). Estrategias para el desarrollo de procesos de orientación vocacional en bachilleres. Prohominum. Revista de Ciencias Sociales y Humanas6(3), 82-94. Epub 07 de marzo de 2025.

León Mendoza, Teresa De, & Rodríguez Martínez, Rafael. (2008). El efecto de la orientación vocacional en la elección de carrera. Revista Mexicana de Orientación Educativa5(13), 10-16. Recuperado en 11 de setembro de 2025, de

Ramos Monsivais, Cynthia Lizeth, & González, Blanca Arely. (2020). Orientación Vocacional, Aprendizaje Socio-Emocional y Sentido de Vida en la Educación Superior. Dilemas contemporáneos: educación, política y valores8(spe5), 00021. Epub 28 de enero de 2021.

Depresión por hipotiroidismo: Estado de ánimo y alteraciones en la tiroides

depresion por hipotiroidismo
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Se ha hablado de depresión por hipotiroidismo, como un fenómeno cada vez más reconocido en la práctica clínica, por la alta comorbilidad. El hipotiroidismo, caracterizado por una baja producción de hormonas tiroideas, no solo afecta procesos metabólicos y físicos, sino también funciones cognitivas y emocionales. En muchos pacientes, la alteración del equilibrio hormonal puede derivar en síntomas depresivos que dificultan el diagnóstico, ya que se confunde con una depresión primaria. Comprender esta relación es clave para brindar un tratamiento integral y mejorar la calidad de vida.

Hipotiroidismo y salud mental

La glándula tiroides regula procesos fundamentales como el metabolismo energético, el crecimiento, la función cardíaca y la actividad del sistema nervioso central. Cuando sus hormonas (T3 y T4) se encuentran en niveles bajos, el cerebro experimenta alteraciones que impactan directamente en el estado de ánimo.

Estudios han demostrado que los pacientes con hipotiroidismo presentan mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos, ansiedad e incluso deterioro cognitivo (Samuels, 2014). Esto se debe a que la deficiencia tiroidea altera la neurotransmisión de serotonina y dopamina, sistemas involucrados en la regulación del humor.

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Depresión por hipotiroidismo: un vínculo bidireccional

No todas las personas con hipotiroidismo desarrollan depresión, pero la prevalencia es alta. La enfermedad tiroidea puede afectar el estado de ánimo. Un metaanálisis publicado en Journal of Affective Disorders (Zhang et al., 2020) encontró que entre un 20% y un 60% de pacientes con hipotiroidismo clínico o subclínico presentan síntomas depresivos.

Asimismo, se ha observado que pacientes con depresión resistente al tratamiento antidepresivo pueden tener una disfunción tiroidea no diagnosticada. Por ello, muchos especialistas recomiendan incluir pruebas de función tiroidea (TSH, T3 y T4) en la evaluación psiquiátrica de la depresión crónica.

Síntomas de hipotiroidismo y depresión

Los síntomas del hipotiroidismo se superponen con los de la depresión, lo que complica el diagnóstico diferencial:

  • Cansancio inusual y falta de energía
  • Dificultad para concentrarse y fallos de memoria
  • Tristeza persistente o anhedonia
  • Aumento de peso sin causa aparente
  • Disminución del deseo sexual
  • Alteraciones del sueño (insomnio o hipersomnia)
  • Sensación de lentitud mental y física

Esta superposición hace que algunos pacientes reciban solo antidepresivos, sin tratar la causa hormonal subyacente.

En los adultos, los síntomas del hipotiroidismo, incluso en su forma subclínica, pueden asemejarse a los de la depresión. En algunos casos se han descrito manifestaciones psicóticas dentro de lo que se conoce como “psicosis mixedematosa”. Por su parte, el hipertiroidismo suele asociarse con síntomas de ansiedad. (Orihuela et al., 2022.)

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Depresión por hipotiroidismo: tratamiento

El tratamiento de la depresión por hipotiroidismo se centra en corregir la deficiencia hormonal y atender los síntomas emocionales de manera integral:

  1. Terapia de reemplazo hormonal: Se debe realizar la normalización de los niveles de TSH y T4, lo cual ayuda a mejorar el estado de ánimo y la energía.
  2. Abordaje psicológico: La psicoterapia ayuda a manejar los pensamientos negativos, la baja autoestima y los cambios emocionales asociados.
  3. Farmacoterapia complementaria: En casos severos, los antidepresivos pueden usarse junto al tratamiento endocrinológico, siempre bajo supervisión médica.
  4. Estilo de vida saludable: Ejercicio físico regular, alimentación balanceada, buena higiene del sueño y técnicas de manejo del estrés contribuyen a la recuperación integral.

Importancia del diagnóstico temprano

Estudios de Howland afirman que la prevalencia de los diferentes tipos de hipotiroidismo es probablemente más alta entre los pacientes con depresión refractaria, considerando la existencia de un subtipo biológico de depresión, la depresión por hipotiroidismo.

En contraparte, los resultados del estudio de Vandoolaeghe (1997) no aportan evidencia de que el hipotiroidismo subclínico se presente con mayor frecuencia en pacientes con depresión resistente, sino más bien como una coexistencia. No obstante, gran cantidad de investigaciones, muestran que el hipotiroidismo puede contribuir al desarrollo de un cuadro depresivo.

La detección de hipotiroidismo en pacientes con depresión es fundamental y puede evitar años de sufrimiento con tratamientos ineficaces. Por ello, se recomienda que toda persona con síntomas depresivos persistentes se realice una evaluación médica completa para descartar causas endocrinas.

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Conclusiones

La depresión por hipotiroidismo es un ejemplo claro de cómo la salud física y mental están profundamente interrelacionadas.

Un diagnóstico adecuado permite diferenciar entre una depresión primaria y una secundaria a disfunción tiroidea, evitando tratamientos ineficaces. Resulta importante un abordaje multidisciplinar donde endocrinólogos y psicólogos trabajen en conjunto para mejorar la calidad de vida del paciente.

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Referencias

Mayo Clinic. (2022, 7 de diciembre). Enfermedad tiroidea: ¿puede afectar el estado de ánimo de una persona? Mayo Clinic.

Orihuela-Carpio, Fiorella Stephani, Magno-Muro, Priscilla, & Cruzado, Lizardo. (2022). Depresión psicótica secundaria a hipertiroidismo y desenlace letal por tormenta tirotóxica: a propósito de un caso. Revista de Neuro-Psiquiatría85(2), 153-158.


Radanovic-Grguric´, Ljiljana, Filakovic´, Pavo, Barkic´, Jelena, Mandic´, Nikola, Karner, Ivan, & Smoje, Juraj. (2003). Depresion en pacientes con alteraciones del tiroides. The European journal of psychiatry (edición en español)17(3), 123-134.

Buenas noches graciosas: El poder del humor y la conexión familiar antes de dormir

buenas noches graciosas
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Decir buenas noches es mucho más que una simple despedida del día. En la psicología del bienestar, estas palabras actúan como rituales de cierre que influyen en la calidad del descanso y en la conexión emocional con los demás. Cuando este gesto se acompaña de un toque de humor, incluyendo las “buenas noches graciosas” se potencia aún más su efecto positivo.

El humor, especialmente en contextos familiares, no solo sirve para provocar una sonrisa, sino que también reduce el estrés, fortalece vínculos y ayuda a que la mente se prepare para un sueño reparador.

El valor psicológico de decir “buenas noches”

Los rituales de despedida antes de dormir cumplen una función psicológica fundamental: facilitan la transición entre la vigilia y el descanso. Según un estudio de Mindell y Williamson (2018), los rituales nocturnos en familia reducen el estrés tanto en niños como en adultos, y mejoran la calidad del sueño.

Dar las buenas noches graciosas, no solo transmite cariño, sino que también crea una sensación de seguridad emocional, principalmente cuando este mensaje se comparte con humor, puesto que se activa un doble beneficio: calma y alegría.

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Importancia del humor

El humor y la risa en el ámbito familiar cumplen una función protectora y cohesionadora, ya que favorecen la comunicación positiva, reducen el estrés y fortalecen los vínculos afectivos. Diversos estudios han mostrado que compartir momentos de risa en familia incrementa la satisfacción en las relaciones y mejora la resiliencia frente a las dificultades cotidiana (Cann et al., 2014).

Además, la risa estimula la liberación de endorfinas y oxitocina, hormonas vinculadas al bienestar y la confianza, lo que contribuye a crear un ambiente más cálido y seguro en el hogar (Dunbar et al., 2012).

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Humor antes de dormir

El humor nocturno cumple una función similar a la “higiene del sueño emocional”. Enviar o dar las buenas noches graciosas estimula emociones positivas, y estas influyen directamente en el descanso.

  1. Reducción del estrés: El humor disminuye los niveles de cortisol y facilita la relajación previa al sueño.
  2. Conexión social: Compartir frases divertidas con la intención de dar las buenas noches graciosas, fomenta la cohesión familiar. Investigaciones muestran que las bromas y el humor compartido fortalecen la comunicación y los vínculos emocionales.
  3. Mejora del estado de ánimo: Terminar el día con una sonrisa favorece una perspectiva optimista. Según Fredrickson (2001), las emociones positivas amplían los recursos cognitivos y emocionales, lo que ayuda a afrontar mejor el día siguiente y conectar con una sensación de “buen cierre”.
  4. Facilitador del sueño: La risa promueve la liberación de endorfinas y serotonina, neurotransmisores vinculados al bienestar, que contribuyen a un sueño más profundo y reparador.

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Frases para dar las “buenas noches graciosas”

A continuación, algunos ejemplos para cerrar el día con humor y calidez:

  • Buenas noches familia, que sueñen con alarmas que nunca suenan.
  • Buenas noches familia, feliz descanso, mañana prometo no roncar.
  • Que duerman tan bien como si hubieran corrido un maratón viendo series.
  • Buenas noches familia, si sueñan con comida, guárdenme un plato.
  • ¡Buenas noches! Que sueñes con cosas bonitas y no con tu ex.

Estas frases funcionan como pequeños recordatorios de cariño disfrazados de humor, las cuales pueden sumarse a la rutina de higiene del sueño.

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Cierre del día desde lo simbólico

El humor compartido en el entorno familiar tiene un valor especial. Según estudios sobre cohesión familiar, la risa compartida actúa como un regulador emocional colectivo, reforzando la resiliencia ante problemas cotidianos.

Es por esto que, dar las buenas noches “graciosas”, con palabras de tipo “buenas noches familia, feliz descanso” con un toque cómico, puede servir para aliviar tensiones acumuladas en el día. Este gesto simbólico se convierte en un microespacio de unión familiar.

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Cómo incorporar el humor en los rituales de descanso

  1. Mensajes grupales familiares: Crear un chat grupal donde cada noche alguien mande una versión creativa de “buenas noches graciosas.”
  2. Rutina con niños: Inventar frases divertidas antes de dormir fortalece la seguridad emocional y genera recuerdos positivos.
  3. Ritual de pareja: Compartir chistes cortos o frases graciosas antes de dormir puede mejorar la complicidad y el vínculo afectivo.

Conclusiones

Dar las buenas noches es un gesto cotidiano cargado de significado psicológico. Cuando se transforma en buenas noches “graciosas”, el acto se convierte en una herramienta poderosa para mejorar la calidad del sueño, fomentar emociones positivas y reforzar lazos familiares.

El humor, en su sencillez, nos recuerda que la risa es una de las formas más humanas y efectivas de terminar el día. Incorporar este hábito puede marcar la diferencia en el bienestar emocional y en la convivencia familiar.

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Referencias

Barrera Linares, Luis. (2009). El humor en la comunicación cotidiana o cómo defendernos de la adversidad. Letras51(78), 051-083.

Espí, G (2025). 300 frases de buenas noches divertidas. inStyle España.

Tareas del hogar: El efecto transformador de la organización en casa

Tareas Del Hogar
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Las tareas del hogar forman parte esencial de la vida cotidiana y tienen un impacto directo en la salud mental, el bienestar y la convivencia. A menudo se subestiman, pero su adecuada organización puede marcar la diferencia entre un entorno estresante y uno armonioso.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020), los espacios ordenados y limpios favorecen la regulación emocional y disminuyen los niveles de ansiedad. En este artículo exploraremos cómo organizar las tareas del hogar, y los beneficios psicológicos de mantener rutinas claras.

Corresponsabilidad familiar

La corresponsabilidad familiar se refiere a la distribución equitativa de las tareas del hogar y del cuidado entre todos los miembros de la familia. No se trata solo de “ayuda”, sino de compartir responsabilidades de manera justa.

Se relaciona con la conciliación trabajo–familia, la equidad de género y el bienestar psicológico de quienes integran el hogar. Esto no sólo se orienta a tareas domésticas, sino que también incorpora la crianza de los hijos, su educación y el soporte emocional dentro de la familia.

Una distribución justa de responsabilidades mejora la calidad de vida, reduce la tensión y promueve un desarrollo más saludable de las familias. (Gómez & Jiménez, 2015).

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La importancia de las tareas del hogar

Aunque a simple vista parezcan actividades rutinarias, las tareas del hogar cumplen una función más profunda. Estudios de Saxbe y Repetti (2010) muestran que las personas que perciben desorden en casa presentan mayores niveles de cortisol, la hormona del estrés. Por el contrario, quienes mantienen hábitos de organización y limpieza reportan sensación de control y bienestar.

En adultos, repartir de forma justa las responsabilidades domésticas también contribuye a relaciones de pareja más satisfactorias. Estudios de Carlson et al. (2016) encontraron que la distribución equitativa de las tareas predice mayor calidad en la vida en pareja y menor riesgo de conflictos.

Para saber más, lee: Relaciones familiares: ¿Cómo construir un hogar relacional?

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Cómo organizar las tareas del hogar

Organizar significa establecer prioridades, rutinas y responsabilidades.

Algunos pasos prácticos incluyen:

  1. Hacer una lista de tareas del hogar: Escribir todo lo que debe hacerse: limpieza general, cocina, lavandería, compras, pagos de servicios, reparaciones, etc.
  2. Clasificar según frecuencia: Diarias (tender la cama, lavar platos, sacar la basura), Semanales (limpiar baños, aspirar, lavar ropa) y Mensuales (organizar armarios, limpiar ventanas)
  3. Asignar tiempos realistas: No todas las tareas requieren el mismo esfuerzo; conviene distribuirlas de manera proporcional.
  4. Delegar y rotar: Si varias personas conviven en casa, repartir las responsabilidades permite que nadie cargue con todo.

Tabla para repartir las tareas del hogar

Una herramienta práctica es la tabla de tareas del hogar para adultos, que permite visualizar qué debe hacerse, quién lo hará y cuándo. A continuación, un ejemplo sencillo:

TareaFrecuenciaResponsableObservaciones
Lavar platosDiarioPersona ARotar cada semana
Sacar la basuraDiarioPersona BAntes de las 9 p.m.
Limpiar bañoSemanalPersona CLos sábados
Hacer comprasSemanalPersona ACoordinar lista
Lavar ropaSemanalPersona BDomingo por la mañana
CocinarDiarioRotativoPlanificar menú semanal

Este tipo de tabla de tareas del hogar para adultos ayuda a reducir discusiones, dar claridad y fomentar la corresponsabilidad.

Beneficios de una tabla de tareas para adultos

La creación de una tabla de tareas del hogar no solo organiza la vida doméstica, sino que también tiene beneficios psicológicos:

  • Disminuye la sobrecarga mental. La planificación reduce la sensación de que todo recae en una sola persona.
  • Mejora la convivencia. Favorece la cooperación y la empatía.
  • Fomenta la autonomía. Cada adulto sabe qué hacer y cuándo hacerlo, evitando dependencia.
  • Aumenta la motivación. Cumplir con objetivos pequeños y visibles genera satisfacción.

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Cómo mantener la motivación en las tareas del hogar

Algunas veces, mantener en orden la casa, puede ser un poco complejo. Por ello, los siguientes pasos pueden ser útiles:

  1. Utilizar recordatorios visuales. Colocar la tabla en un lugar visible de la casa.
  2. Revisar avances semanalmente. Pequeñas reuniones familiares o de pareja ayudan a ajustar responsabilidades.
  3. Introducir recompensas. Reconocer el esfuerzo con momentos de descanso o actividades agradables.
  4. Evitar la perfección. No se trata de una casa impecable todo el tiempo, sino de un espacio habitable y ordenado.

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Conclusiones

Las tareas del hogar no son solo obligaciones rutinarias, sino oportunidades para generar orden, bienestar y equilibrio en la vida adulta. El desorden en el hogar genera “ruido visual”, que genera fatiga mental, incomodidad e incluso dificultad para concentrarse.

Al organizar una lista clara, implementar una tabla de reparto de responsabilidades y mantener hábitos sostenibles, se reduce el estrés y se fortalece la convivencia. La clave está en la equidad, la comunicación y la constancia. Pues, un hogar ordenado es también un reflejo de una mente en equilibrio.

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Referencias

Gómez Urrutia, V., & Jiménez Figueroa, A. (2015). Corresponsabilidad familiar y el equilibrio trabajo-familia: medios para mejorar la equidad de género [Family co-responsibility and the work-family balance: ways to improve gender equity]. Polis. Revista Latinoamericana, 14(40), 377–396.

Jiménez Figueroa, Andrés, & Gómez Urrutia, Verónica. (2014). Corresponsabilidad familiar, prácticas organizacionales, equilibrio trabajo-familia y bienestar subjetivo en Chile. Civilizar Ciencias Sociales y Humanas , 14 (27), 85-96.

Ortiz de Agui, María Luz, Deza y Falcón, Irene, Vela López, Teresita, Rojas Bravo, Violeta, Herrera Alania, Gladys Luz, Velásquez Rondón, Sonia, Gayoso Rivera, Juan David Sergio, & Aguí Ortiz, Alejandrina Kibutz. (2021). Tiempo de cuidado familiar en la carga de trabajo doméstico y sus efectos en la salud del niño. Revista Cubana de Enfermería37(3), . Epub 25 de noviembre de 2021.

Tipos de depresión: Clasificación

tipos de depresiones
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La depresión es uno de los trastornos de salud mental más frecuentes en el mundo, afectando a más de 280 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2023). Aunque se suele hablar de este trastorno como si fuera un único cuadro, en realidad existen distintos tipos de depresión, cada uno con sus particularidades en cuanto a síntomas, causas y tratamiento.

Conocer los distintos tipos de depresión ayuda a mejorar la detección temprana y la atención psicológica o médica adecuada.

¿Qué es la depresión?

La depresión es un trastorno del estado de ánimo caracterizado por tristeza persistente, pérdida de interés en actividades, fatiga, alteraciones del sueño, pensamientos de culpa o inutilidad, y en algunos casos, ideación suicida (American Psychiatric Association, 2013).

Se trata de un cuadro que interfiere de manera significativa en la vida cotidiana.

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Clasificación de la depresión por gravedad 

La primera división de tipos de depresión varía según de la gravedad de los síntomas. Es decir, esta clasificación depende del número, la intensidad de los síntomas y el nivel de deterioro funcional en la vida de la persona.

Estos tipos de depresión son:

  • Depresión leve: Conlleva pocos síntomas en número, generalmente 2 a 4, con intensidad baja. En cuanto al impacto, la persona puede seguir funcionando en su vida diaria, aunque con dificultades. Puede haber tristeza, desmotivación, problemas leves de sueño o apetito.
  • Depresión moderada: Incluye más síntomas, como de 4 a 6, con mayor intensidad. El malestar empieza a afectar significativamente la vida personal, laboral o académica. Puede haber pérdida marcada de interés, dificultad para concentrarse, aislamiento social y fatiga frecuente.
  • Depresión grave, severa o mayor: Incluye entre 7 o más síntomas, o algunos muy intensos (como ideación suicida, alucinaciones o delirios en el caso de depresión psicótica). La persona tiene gran dificultad o es incapaz de llevar a cabo sus actividades cotidianas. Puede pasar mucho tiempo en cama, descuidar la higiene personal y presentar pensamientos de muerte.

Tipos de depresión según el diagnóstico

  • Trastorno Depresivo Mayor o depresión mayor: Es el tipo más conocido y diagnosticado. Se caracteriza por la presencia de episodios depresivos intensos que duran al menos dos semanas. Los síntomas incluyen desesperanza, anhedonia (incapacidad de disfrutar), insomnio, falta de apetito y pensamientos suicidas.
  • Trastorno depresivo persistente o distimia: La distimia es una forma crónica de depresión, con síntomas menos intensos que la depresión mayor, pero de mayor duración (al menos dos años). Las personas que la padecen pueden parecer “funcionales”, pero sienten tristeza constante, baja autoestima y falta de energía.
  • Depresión reactiva o Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo: Este es uno de los tipos de depresión que surge como respuesta a un evento estresante o doloroso, como la pérdida de un ser querido, una ruptura o problemas laborales. Sus síntomas incluyen llanto frecuente, ansiedad, insomnio y falta de motivación. Aunque en muchos casos se resuelve con el tiempo, puede cronificarse si no se recibe apoyo psicológico.
  • Depresión atípica: La depresión atípica se caracteriza por síntomas con patrón poco habitual, como aumento del apetito, exceso de sueño, sensación de pesadez en el cuerpo y alta sensibilidad al rechazo interpersonal. Aunque el nombre sugiere que es rara, en realidad es bastante frecuente.
  • Depresión psicótica: En algunos casos, la depresión grave se acompaña de síntomas psicóticos, como delirios o alucinaciones. Este cuadro requiere tratamiento especializado con una combinación de antidepresivos y antipsicóticos.
  • Depresión posparto: Afecta a un porcentaje significativo de mujeres después del parto. Se diferencia del “baby blues” (tristeza transitoria postparto) porque la depresión posparto es más intensa y duradera, generando sentimientos de desesperanza, falta de conexión con el bebé e incluso pensamientos de autolesión.
  • Trastorno bipolar y episodios depresivos: El trastorno bipolar incluye fases de euforia (manía o hipomanía) y fases depresivas. En estas últimas, los síntomas son similares a la depresión mayor, pero suelen estar acompañados de antecedentes de episodios maníacos.
  • Trastorno disfórico premenstrual (TDPM): Algunas mujeres desarrollan síntomas de depresión en la segunda mitad de su ciclo menstrual, que luego mejoran al comenzar la menstruación. Conlleva cambios bruscos de humor, desde irritabilidad e impulsividad hasta tristeza, sensación de cansancio y desánimo.
  • Ciclotimia: Manifestaciones leves e imprevisibles con cambios frecuentes de estado de ánimo (de la euforia a la tristeza) en varios días, sin motivo aparente; son sujetos muy inestables. Es difícil diferenciarla de los cambios normales.
  • Trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo (TDDA): El TDDA es un trastorno dentro de los trastornos depresivos en el DSM-5, que causa irritabilidad crónica e intensa y frecuentes arrebatos de ira en niños entre 6 y 18 años. Los síntomas suelen comenzar alrededor de los 10 años.
  • Trastorno depresivo debido a otra afección médica: Muchas afecciones médicas pueden provocar cambios en el cuerpo que causan depresión, como hipotiroidismo, las enfermedades cardíacas, la enfermedad de Parkinson y el cáncer.
  • Trastorno afectivo estacional (TAE): Algunas personas desarrollan síntomas depresivos en determinadas épocas del año, generalmente en otoño e invierno, cuando la exposición a la luz solar disminuye. El trastorno afectivo estacional se asocia con alteraciones en la producción de melatonina y serotonina, afectando el estado de ánimo.
  • Depresión resistente al tratamiento: Se da cuando la persona no mejora después de probar al menos dos tratamientos antidepresivos adecuados. Requiere enfoques terapéuticos combinados (medicación, psicoterapia, estimulación cerebral profunda o TMS).

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Tipos de depresión y síntomas comunes

Aunque cada subtipo tiene características propias, existen síntomas comunes que permiten identificar la depresión:

  • Tristeza persistente o vacío emocional.
  • Pérdida de interés en actividades antes placenteras.
  • Cambios en el sueño y apetito.
  • Fatiga o falta de energía.
  • Sentimientos de inutilidad o culpa excesiva.
  • Problemas de concentración.
  • Pensamientos de muerte o suicidio.

Es importante destacar que la intensidad, duración y combinación de estos síntomas varía en función de los tipos de depresión.

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Conclusiones

Los distintos tipos de depresión reflejan la complejidad de este trastorno y la necesidad de un abordaje personalizado. Reconocer qué tipo de depresión sufre la persona, permite a profesionales de la salud mental ofrecer el tratamiento más adecuado, combinando psicoterapia, medicación y hábitos de vida saludables.

La detección temprana puede marcar una gran diferencia en el pronóstico y en la calidad de vida de quienes la padecen.

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Referencias

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.).

Cleveland Clinic. (2023, enero 13). Depression: Causes, symptoms, types & treatment. En Cleveland Clinic.

InformedHealth.org. (2013). Depression: Types of depression. In Institute for Quality and Efficiency in Health Care (IQWiG). NCBI Bookshelf.

PsicoDex – Servicio de Psiquiatría, Psicología y Medicina Psicosomática del Hospital Universitario Quirón Dexeus. (2024). Tipos de Depresión.

¿Hablar en exceso? 7 claves sobre cómo controlarme para no hablar demasiado

Hablar en exceso
Hablar en exceso
Hablar en exceso

Hablar es una de las principales formas de comunicación humana. Sin embargo, cuando la necesidad de expresarse se convierte en un exceso, puede generar malestar en la persona y en su entorno. Muchas personas se preguntan: “¿cómo hablar sin interrumpir?”, “¿cómo controlarme para no hablar demasiado?” o “cómo aprender a hablar más despacio y con calma”.

A continuación, explicaremos las bases psicológicas de hablar en exceso, sus posibles causas y estrategias para regular la comunicación de manera más consciente y efectiva.

¿Qué significa hablar demasiado?

Hablar demasiado no se refiere solo a ser comunicativo o sociable. Implica un patrón en el que la persona siente la necesidad de llenar los silencios, extender conversaciones sin un propósito claro, interrumpir a otros o expresar pensamientos sin lograr un filtro. Esto puede generar la percepción de ser alguien que habla sin escuchar al interlocutor, conduciendo a la persona a preguntarse “¿cómo controlarme para no hablar demasiado?”

Desde una mirada psicológica, se relaciona con la autorregulación emocional y cognitiva. Según Pennebaker (2011), el lenguaje es un reflejo del mundo interno y, cuando no existen filtros adecuados, puede convertirse en una forma de desahogo constante. En muchos casos, hablar en exceso cumple la función de reducir la ansiedad o la incomodidad social.

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Posibles causas de hablar demasiado

  1. Ansiedad social: Paradójicamente, quienes temen al juicio de los demás pueden hablar en exceso como forma de defensa, llenando silencios para evitar sentirse evaluados. Por ello, estas personas suelen preguntarse “cómo controlarme para no hablar demasiado” o “qué hago para hablar más despacio”.
  2. Baja tolerancia al silencio: Algunos individuos perciben los silencios como incómodos o negativos y buscan llenarlos con palabras.
  3. Impulsividad: También se relaciona con la dificultad de autocontrol, por lo que, hablar sin pensar puede ser un síntoma de impulsividad.
  4. Necesidad de aprobación: La sobreexplicación o insistencia verbal puede ser una forma de buscar aceptación, por ello, la gente empieza a preguntarse “cómo controlarme para no hablar demasiado”.
  5. Extroversión alta: Por otro lado, las personas muy sociables y comunicativas tienden a expresarse más.
  6. Baja conciencia social: Quienes suelen hablar demasiado, no perciben señales de aburrimiento o incomodidad en los demás.
  7. Factores clínicos: En algunos casos, hablar demasiado puede relacionarse con condiciones como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) o episodios de hipomanía (American Psychiatric Association, 2013).
  8. Factores contextuales: Situaciones que requieren explicación o defensa de ideas pueden activar la necesidad de hablar más en entornos sociales o laborales.

Consecuencias de hablar en exceso

Muchas personas se preguntan “¿cómo controlarme para no hablar demasiado?”, debido a las consecuencias negativas que implica, principalmente en el ámbito relacional:

  • Relaciones afectadas: La falta de escucha activa puede deteriorar vínculos interpersonales.
  • Sensación de no ser tomado con seriedad: Cuando alguien habla demasiado, su mensaje puede perder impacto.
  • Agotamiento personal: Expresarse sin pausa también puede generar cansancio mental.
  • Estrés social: La retroalimentación negativa de los demás (comentarios, evitación, incomodidad) puede aumentar la autocrítica y la inseguridad.

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“¿Cómo controlarme para no hablar demasiado?”

Algunas estrategias incluyen:

  1. Practicar la escucha activa: Escuchar conscientemente es esencial. Técnicas como asentir, repetir lo principal de lo que dijo el otro o esperar unos segundos antes de responder ayudan a reducir la impulsividad verbal (Rogers, 1961).
  2. Pausar antes de hablar: Contar mentalmente hasta tres antes de responder, permite filtrar la necesidad de intervenir y fomenta hablar más despacio.
  3. Autorregulación emocional: El mindfulness y la respiración diafragmática reducen la ansiedad que suele impulsar el habla excesiva.
  4. Practicar la brevedad: Proponerse transmitir un mensaje en pocas frases obliga a organizar ideas. Una técnica útil es el “mínimo necesario”: decir solo lo indispensable.
  5. Observar señales sociales: Prestar atención al lenguaje corporal de los demás: si se distraen, miran el reloj o intentan intervenir, es un indicio de que conviene detenerse.
  6. Terapia psicológica: En casos en que el hablar demasiado esté vinculado con ansiedad, TDAH o hipomanía, la intervención profesional puede ser necesaria, para lograr la autorregulación emocional y del habla.
  7. Entrenar la comunicación consciente: Cursos y talleres de habilidades sociales enseñan a estructurar discursos, a hablar con calma y a controlar la velocidad de las palabras.

Hablar más despacio como hábito saludable

Hablar despacio no solo ayuda a ser más claro, sino que también transmite seguridad y confianza. Investigaciones en comunicación sugieren que el ritmo pausado facilita la comprensión y genera mayor credibilidad en el interlocutor. Algunas recomendaciones prácticas son:

  • Leer en voz alta a un ritmo lento.
  • Grabar la propia voz y escuchar el tono.
  • Utilizar pausas estratégicas para enfatizar ideas.
  • Regular la respiración antes de hablar.

Por ello, quienes pensarían “¿cómo controlarme para no hablar demasiado?”, se favorecerían mayormente por hablar despacio.

Conclusiones

La comunicación es una herramienta poderosa de conexión social, pero hacerlo en exceso puede convertirse en un obstáculo para las relaciones y el bienestar personal. Hablar demasiado no siempre indica un problema clínico. Puede ser un rasgo de personalidad, un mecanismo de regulación emocional, o un síntoma asociado a un trastorno psicológico (TDAH, manía, ansiedad).

Cuando genera malestar, la típica pregunta es “cómo controlarme para no hablar demasiado”, por lo que, identificar las causas detrás de la necesidad de hablar en exceso, permite aplicar estrategias para moderar el discurso, hablar más despacio y cultivar la escucha activa.

Aprender a encontrar un equilibrio entre hablar y escuchar no significa dejar de ser expresivo, sino comunicarse de manera más consciente, clara y efectiva.

No estás solo. En Mente Sana te ayudamos con tu proceso.

Referencias


Ortiz Delgado, Diana Carolina, Ruperti Lucero, Erika Marissa, Cortez Moran, Maryuri Edid, & Varas Santafé, Abraham Clemente. (2020). Lenguaje y comunicación componentes importantes para el desarrollo del bienestar infantil. Horizontes Revista de Investigación en Ciencias de la Educación4(16), 450-460.

Vázquez, C. (2022, 14 de junio). Hablar demasiado, ¿puede ser señal de un trastorno?. elDiarioAR.

Brooten-Brooks, M. C. (2025, 24 de junio). What Excessive Talking Might Mean and How to Manage It. Verywell Health.

Oniomanía: Síndrome del comprador compulsivo

oniomania
Oniomanía

La oniomanía, también conocida como adicción a las compras o síndrome del comprador compulsivo, es un trastorno del control de los impulsos que afecta a personas que sienten una necesidad recurrente, excesiva e incontrolable de comprar productos, muchas veces innecesarios. Aunque socialmente se asocie con consumismo o con un simple “gusto por comprar”, en realidad se trata de un problema psicológico con consecuencias emocionales, sociales y económicas significativas.

¿Qué es la oniomanía?

El término oniomanía proviene del griego onios (compra) y manía (locura o impulso). Se define como un patrón recurrente de compras impulsivas y excesivas que generan una sensación de alivio o placer momentáneo, seguido de culpa, arrepentimiento o angustia (Black, 2007).

Quien presenta este trastorno suele ser llamado “comprador compulsivo”. En este punto, cabe recalcar, la diferencia entre las compras ocasionales por capricho, puesto que, en la oniomanía, la característica central es la pérdida de control: la persona no puede detener el impulso, aun sabiendo que le traerá consecuencias negativas.

Síntomas de la oniomanía

La oniomanía o síndrome del comprador compulsivo se manifiesta a través de una serie de conductas y emociones:

  • Deseo irrefrenable de comprar cosas innecesarias.
  • Sensación de tensión previa a la compra y alivio inmediato tras realizarla.
  • Acumulación de objetos sin uso.
  • Problemas financieros recurrentes.
  • Ocultar compras o mentir sobre gastos a familiares.
  • Sentimientos de culpa, ansiedad o depresión tras comprar.

Aunque suele iniciarse en la adolescencia o adultez temprana, la prevalencia aumenta en entornos urbanos y sociedades de consumo, donde las compras están asociadas a bienestar y éxito personal.

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¿Qué hay detrás de las compras compulsivas?

Brunette woman posing with shopping bags and coffee cup. High quality photo

La oniomanía no se explica únicamente por el deseo de poseer bienes materiales. Detrás de este comportamiento existen factores psicológicos y emocionales profundos:

  1. Regulación emocional: Las compras compulsivas funcionan como una vía de escape frente a emociones como la tristeza, ansiedad, vacío existencial o soledad.
  2. Recompensa cerebral: Adquirir algo activa el sistema dopaminérgico, generando una sensación de placer semejante a otras adicciones conductuales, como el juego patológico.
  3. Autoimagen y autoestima: Algunas personas compran compulsivamente para mejorar su autoconcepto o proyectar un estatus social.
  4. Aprendizaje social y cultura del consumo: La publicidad y la presión social del “tener” refuerzan la idea de que la felicidad depende de adquirir objetos nuevos.

Puede interesarte: Desregulación emocional, ¿Cuáles son sus principales causas?

Consecuencias psicológicas y sociales

La oniomanía no solo afecta el ámbito económico. Sus efectos alcanzan la vida emocional y las relaciones interpersonales. Dentro de las consecuencias, se encuentran:

  • Económicas: Endeudamiento, uso excesivo de tarjetas de crédito, préstamos impagables.
  • Familiares y sociales: conflictos con la pareja, pérdida de confianza, aislamiento por vergüenza.
  • Psicológicas: Baja autoestima, síntomas depresivos, ansiedad generalizada y sentimientos de vacío (Kellett & Bolton, 2009).

Con frecuencia, la oniomanía coexiste con otros trastornos como depresión, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) o adicciones conductuales.

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Tratamiento de la oniomanía

La adicción a las compras requiere un abordaje psicológico especializado. Esto parte desde enfoques como la terapia cognitivo-conductual (TCC) con la identificación de pensamientos distorsionados sobre el consumo; la psicoterapia psicodinámica para explorar los conflictos emocionales que subyacen a la compulsión de comprar; y un abordaje de control de impulsos, adicciones, regulación emocional y mindfulness.

Asimismo, los grupos de apoyo son útiles para la contención emocional, la responsabilidad compartida e incluso las intervenciones financieras para el acompañamiento en la administración del dinero y uso controlado de tarjetas de crédito.

En algunos casos, la farmacoterapia puede ser recomendada, principalmente cuando coexiste depresión o ansiedad.

Estrategias de prevención y autocontrol

Además del tratamiento clínico, existen prácticas que pueden ayudar a una persona con oniomanía a reducir su impulsividad:

  • Elaborar un presupuesto y respetarlo estrictamente.
  • Evitar compras en línea cuando se está estresado o aburrido.
  • Usar efectivo en lugar de tarjetas de crédito.
  • Hacer listas de compras y ceñirse a ellas.
  • Sustituir la compra por otras actividades placenteras como ejercicio, meditación o actividades sociales.

Lee también: Adicciones más comunes: ¿Cómo se pueden prevenir?

Conclusiones

La oniomanía no debe confundirse con un simple “gusto por las compras”, sino que debe reconocerse como un trastorno psicológico que afecta el bienestar emocional, social y financiero de quienes lo padecen.

Comprender qué se encuentra detrás de las compras compulsivas permite abrir el camino a un tratamiento adecuado, basado en el acompañamiento terapéutico, la regulación emocional y la recuperación del control sobre la propia vida.

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Referencias

Black, D. W. (2007). A review of compulsive buying disorder. World Psychiatry, 6(1), 14–18.

Kellett, S., & Bolton, J. V. (2009). Compulsive buying: A cognitive–behavioural model. Clinical Psychology & Psychotherapy, 16(2), 83–99.

Olguín Lacunza, M., & Rojas García, D. (2025, mayo 23). Compras compulsivas: ¿adicción o enfermedad? UNAM Global.

Soto Valenzuela, Paulina, Denegri Coria, Marianela y Pérez Sánchez, Beatriz. (2023). Compra compulsiva: revisión bibliométrica de la productividad científica desde 1985 hasta 2020. Psicología desde el Caribe , 40 (1), 28-60.

Crushing: La intensidad del enamoramiento

Crushing

El término crushing proviene del inglés crush, que se traduce como “enamoramiento” o “flechazo”. Hace referencia a la experiencia emocional intensa y a menudo efímera que una persona siente hacia alguien, caracterizada por pensamientos constantes, idealización y una fuerte atracción.

Aunque se suele asociar con la adolescencia, el crushing puede experimentarse en cualquier etapa de la vida, ya que responde a mecanismos emocionales y neurobiológicos relacionados con el amor romántico.

Crushing significado y traducción

En inglés, to have a crush on someone significa “estar enamorado de manera intensa”, aunque muchas veces platónica o no correspondida. La palabra crushing se ha popularizado en la cultura juvenil y digital para describir ese estado de ilusión abrumadora, donde la persona se siente emocionalmente atrapada por otra, incluso sin haber una relación formal.

El crushing se estudia dentro del espectro de las conductas de apego y la activación de los sistemas de recompensa del cerebro, vinculados con neurotransmisores como la dopamina y la oxitocina (Fisher, 2004).

Lee también: ¿Qué es el amor?: Aquí están las etapas de una relación

¿Qué es el crushing?

El crushing es una experiencia emocional marcada por:

  • Atracción intensa: La persona percibe al “crush” como altamente deseable.
  • Idealización: Se sobrevaloran cualidades positivas y se minimizan aspectos negativos.
  • Pensamientos intrusivos: Se dedica gran parte del tiempo a fantasear con esa persona.
  • Reacciones fisiológicas: Nerviosismo, euforia, aceleración cardíaca al interactuar con la persona que atrae.

Según estudios sobre el enamoramiento temprano, estas sensaciones activan áreas cerebrales similares a las relacionadas con las adicciones, como el núcleo accumbens y la amígdala (Aron et al., 2005).

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Factores que influyen

El crushing no ocurre de manera aleatoria. Existen factores psicológicos y sociales que lo favorecen:

  1. Edad y etapa vital: Es más frecuente en la adolescencia, etapa de exploración identitaria y búsqueda de aceptación.
  2. Contexto social: La cercanía física, interacciones frecuentes y redes sociales aumentan las probabilidades de experimentar un “crush”.
  3. Necesidades emocionales: En muchos casos, la soledad, búsqueda de validación o necesidad de pertenencia potencian el crushing.
  4. Procesos cognitivos: La tendencia a idealizar y proyectar deseos en el otro facilita que surja esta forma de enamoramiento.

Para saber más, visita: ¿Estoy enamorado? Descúbrelo conociendo los síntomas del enamoramiento

Diferencia entre crushing y amor maduro

Aunque el esta práctica comparte elementos con el amor romántico, se distingue en varios aspectos:

  • Duración: Suele ser breve, mientras que el amor implica estabilidad en el tiempo.
  • Profundidad: El crushing se basa más en fantasías y proyecciones, el amor maduro requiere conocimiento real de la otra persona.
  • Intensidad emocional: El crushing genera picos de euforia y ansiedad, mientras que el amor tiende hacia la calma y la confianza.

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Impacto emocional

El crushing puede tener efectos positivos y negativos en la salud mental:

  • Positivos: Incrementa la motivación, eleva la autoestima, estimula la creatividad y genera una sensación de vitalidad.
  • Negativos: Cuando no es correspondido, puede producir ansiedad, frustración, baja autoestima o pensamientos obsesivos.

Por ello, el manejo emocional y la consciencia de idealización son importantes para el cuidado de la persona que se siente atraída.

Crushing y redes sociales

En la era digital, el crushing se ha intensificado. Plataformas como Instagram, TikTok o WhatsApp permiten observar constantemente a la persona deseada, lo que alimenta la idealización. Según investigaciones recientes, la exposición repetida en redes sociales puede aumentar la atracción y reforzar la dopamina cerebral, similar a la dinámica de una recompensa intermitente.

Sin embargo, este contacto virtual también puede fomentar comparaciones, celos y expectativas poco realistas.

Cómo manejarlo

El crushing no siempre se transforma en una relación real, pero se puede gestionar de manera saludable:

  1. Reconocer la idealización: Aceptar que parte de la atracción está basada en magnificaciones que conducen a fantasías.
  2. Regular expectativas: Diferenciar entre lo que se imagina y lo que la relación podría ser en la práctica.
  3. Fomentar la autovalidación: Trabajar en la autoestima para no depender de la atención del “crush”.
  4. Buscar actividades alternativas: Canalizar la energía emocional en hobbies, amistades y proyectos personales.
  5. Aceptar la transitoriedad: El crushing puede ser intenso, pero suele ser pasajero.

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Conclusiones

El crushing es una experiencia emocional intensa, cargada de ilusión y deseo, que refleja el hecho de conectar, idealizar y proyectar afectos. Aunque puede vivirse como algo abrumador, también es una oportunidad para conocerse a uno mismo, explorar deseos y trabajar en la madurez emocional.

Comprender que el crushing es parte natural de la vida afectiva, principalmente en la etapa del desarrollo adolescente, permite vivirlo con mayor equilibrio, sin dejar que se convierta en fuente de sufrimiento.

Referencias

Fisher, H. (2004). Why we love: The nature and chemistry of romantic love. Henry Holt and Company.

Olguín Lacunza, M., & Núñez, M. (29 de abril de 2021). ¿Qué pasa en tu cerebro cuándo tienes un crush? UNAM Global. Recuperado el 4 de septiembre de 2025.

El Mundo. (2023, 3 de agosto). ¿Qué significa la palabra crush, tan usada en Internet y redes sociales?

Coqueteo impulsivo: Cuando la seducción cruza límites

coqueteo impulsivo
coqueteo impulsivo
coqueteo impulsivo

El coqueteo es una conducta social universal que puede tener múltiples significados. Sin embargo, el coqueteo impulsivo se caracteriza por manifestaciones de interés romántico o sexual realizadas de manera automática, sin una intención consciente de establecer una relación estable ni un vínculo profundo. Este fenómeno está vinculado con la impulsividad, el deseo de aprobación social y, en algunos casos, con la búsqueda de estimulación emocional inmediata.

¿Qué es el coqueteo impulsivo?

El concepto de coqueteo por impulso últimamente ha generado interés en redes sociales. Se refiere a conductas de seducción espontáneas que no están respaldadas por un interés amoroso genuino. Puede incluir sonrisas sugerentes, comentarios ambiguos, contacto visual prolongado o un lenguaje corporal orientado a despertar interés.

En contraste con el coqueteo sin amor, donde se reconoce que no hay intención de compromiso, en el coqueteo impulsivo muchas veces la persona actúa sin reflexionar en las consecuencias, lo que puede generar malentendidos o conflictos en sus relaciones.

La psicología social lo estudia como un comportamiento ligado a la regulación emocional y social. Según estudios, el coqueteo cumple funciones adaptativas como aumentar la autoestima, reforzar la pertenencia grupal y explorar posibilidades de atracción (Hall et al., 2015). Sin embargo, cuando se vuelve impulsivo, puede relacionarse con dificultades en el control inhibitorio, rasgos de personalidad como la extraversión alta o la inestabilidad emocional.

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Coquetear con la mirada: la sutileza del contacto visual

Uno de los gestos más frecuentes en el coqueteo impulsivo es coquetear con la mirada. La neurociencia muestra que el contacto visual activa áreas cerebrales vinculadas con la recompensa, como el estriado ventral, lo que explica por qué resulta tan estimulante.

Miradas repetidas, sostenidas o acompañadas de sonrisas pueden interpretarse como señales de interés, incluso si no existe un deseo de avanzar hacia un vínculo.

Este tipo de interacción, aunque aparentemente inofensiva, puede generar malinterpretaciones. Quien recibe la señal puede atribuir intenciones románticas o sexuales, mientras que la persona impulsiva puede no tener un interés real. Así, se abre la posibilidad de frustraciones o conflictos interpersonales.

Factores psicológicos asociados al coqueteo impulsivo

El coqueteo impulsivo no responde únicamente a la atracción. Diversas variables psicológicas están implicadas:

  1. Impulsividad: Como la tendencia a actuar sin planificación ni control suficiente, sin medir las consecuencias.
  2. Búsqueda de sensaciones: Algunos individuos experimentan placer en la novedad y el riesgo, lo que los lleva a galantear como forma de estimulación.
  3. Autoestima y validación externa: El coqueteo impulsivo puede funcionar como un medio para confirmar el atractivo personal o recibir atención.
  4. Contexto sociocultural: En ambientes donde se valora la extroversión y la coquetería como parte del juego social, estas conductas se intensifican.
  5. Dificultad para estar solo: En ocasiones, buscar nuevas relaciones es una manera de evitar enfrentarse a la soledad.

Puede interesarte: Señales no verbales de atracción: Lenguaje corporal masculino cuando le gusta una mujer

Consecuencias del coqueteo impulsivo

Si bien el coqueteo puede ser un recurso positivo para la interacción social, cuando se torna impulsivo puede traer efectos no deseados:

  • Malentendidos relacionales: Amigos, compañeros de trabajo o conocidos pueden interpretar erróneamente el interés.
  • Problemas en la pareja: El coqueteo por impulso y sin control puede dañar la confianza en una relación estable.
  • Culpabilidad o vergüenza: Algunas personas, tras un impulso, sienten arrepentimiento por haber enviado señales ambiguas.
  • Vínculos superficiales: Al no haber intención de compromiso, los lazos suelen ser frágiles y poco profundos.

Para saber más, visita: Señales de infidelidad emocional

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Cómo controlar la impulsividad en el coqueteo

El control del coqueteo impulsivo requiere un trabajo consciente de autorregulación emocional y cognitiva. Algunas estrategias útiles incluyen:

  1. Reconocer los detonantes: Identificar en qué situaciones se da la tendencia al coqueteo (fiestas, redes sociales, reuniones laborales).
  2. Pausar antes de actuar: Aplicar técnicas de mindfulness   y “tiempo fuera” para generar un espacio entre el impulso y la conducta.
  3. Reflexionar sobre consecuencias: Indagar sobre la interpretación del gesto y si refleja verdaderamente el interés personal.
  4. Trabajar la autoestima: Fortalecer la autovaloración para que el reconocimiento no dependa únicamente de la validación externa.
  5. Terapia psicológica: en casos donde el coqueteo impulsivo se asocia a conflictos de pareja, inseguridad o dificultades emocionales, el acompañamiento terapéutico puede ser beneficioso.

Conclusiones

El coqueteo impulsivo es una conducta común que refleja la complejidad de las interacciones humanas. Aunque puede funcionar como juego social y fuente de autoestima, también implica riesgos cuando no está regulado.

Reconocer las propias motivaciones, aprender a modular la impulsividad y establecer límites claros en la comunicación interpersonal, es importante para mantener relaciones interpersonales sanas, prevenir malentendidos y favorecer vínculos más auténticos.

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Referencias

American Psychological Association (2023). APA Dictionary of Psychology.

Hall, J. A., Carter, S., & Horgan, T. G. (2015). Gender differences in nonverbal communication of emotion. In The Social Psychology of Nonverbal Communication. Palgrave Macmillan.

Ojeda, E. (2024). Adicción a ligar: conoce el coqueteo impulsivo. Recuperado el 4 de septiembre de 2025, de Neopraxis.

Crisis de identidad: Comprensión y abordaje

Crisis de identidad
Crisis de identidad

La crisis de identidad es un fenómeno psicológico que ocurre cuando una persona experimenta dudas profundas sobre quién es, cuáles son sus valores, qué metas desea alcanzar y cómo se define a sí misma frente al mundo. Este proceso puede manifestarse en diferentes etapas de la vida, y aunque suele asociarse con la adolescencia, también es frecuente en la adultez, especialmente durante momentos de transición o cambios vitales significativos.

Concepto de identidad

La identidad se entiende como el conjunto de características, valores, creencias, roles y metas que permiten a una persona reconocerse a sí misma como un ser único y, al mismo tiempo, como parte de un entorno social y cultural. Erikson la define como el resultado de un proceso psicosocial que se construye a lo largo de la vida, especialmente en la adolescencia, cuando el individuo se enfrenta al desafío de integrar sus experiencias pasadas, expectativas futuras y demandas sociales en una visión coherente de sí mismo.

Desde el desarrollo humano, la identidad incluye varias dimensiones:

  • Personal: la percepción que uno tiene de sí mismo, sus talentos, habilidades, limitaciones y proyectos de vida.
  • Social: el sentido de pertenencia a grupos (familia, comunidad, cultura, nación) y los roles que se asumen dentro de ellos.
  • Cultural: las creencias, valores y tradiciones compartidas que influyen en la forma en que una persona se entiende a sí misma.
  • De género y sexual: cómo se experimenta y expresa el género y la orientación sexual.

Por otro lado, desde una perspectiva psicodinámica, la identidad es dinámica, conflictiva y en gran medida inconsciente, como resultado de la historia de desarrollo y de las defensas psicológicas frente a los conflictos internos. Esto constituye el Self y empieza en el proceso de separación-individuación desde la infancia temprana.

¿Qué es una crisis de identidad?

Una crisis de identidad se caracteriza por la confusión respecto a la autodefinición y la percepción de inconsistencias entre los ideales internos y la realidad externa. Implica un cuestionamiento de las propias creencias, valores, roles sociales y planes de vida, lo que implica conflicto interno que requiere integración.

Según la teoría psicosocial de Erikson (1968), la construcción de la identidad es una de las tareas más importantes del desarrollo humano. Cuando una persona no logra integrar satisfactoriamente sus experiencias, puede aparecer esta crisis, que se acompaña de síntomas como:

  • Sentimiento de vacío o falta de propósito.
  • Inseguridad sobre las decisiones personales o profesionales.
  • Dudas sobre la propia personalidad o rol social.
  • Ansiedad, tristeza o frustración.

Aunque puede resultar angustiante, la crisis de identidad no es necesariamente negativa; también puede convertirse en un catalizador para el crecimiento personal.

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Causas de las crisis de identidad

Una crisis de identidad en la adolescencia, suele estar vinculada a la búsqueda de autonomía y exploración de roles. Transiciones como la elección de carrera, cambios de pareja, maternidad/paternidad o la sensación de “haber llegado a un punto de no retorno” pueden desencadenar dudas sobre la propia identidad (Erikson, 1968; Lachman, 2015).

Otras causas incluyen:

  • Pérdidas significativas
  • Cambios laborales o económicos
  • Situaciones de enfermedad o discapacidad que modifican la percepción del yo.
  • Expectativas familiares o culturales (presiones sobre lo que “debería ser”)
  • Relaciones significativas: vínculos problemáticos o falta de apoyo emocional dificultan la construcción de un sentido coherente de sí mismo.
  • Experiencias de discriminación o marginación
  • Experiencias traumáticas o conflictivas (abuso, negligencia, invalidación)
  • Crisis de identidad de género o sexual

Crisis de identidad, trauma y disociación

Experiencias tempranas de apego inseguro, traumas no procesados o dificultades en la integración de diferentes aspectos del yo. Una crisis de identidad implica confusión sobre quién se es, dudas sobre valores, roles y metas, y sensación de vacío o incoherencia interna. Esta fragmentación puede afectar la manera en que una persona percibe sus pensamientos, emociones y comportamientos, generando un conflicto entre diferentes aspectos del yo (Erikson, 1968.).

La disociación es un mecanismo psicológico mediante el cual una persona desconecta partes de su experiencia consciente, como emociones, recuerdos o percepciones, generalmente como respuesta a estrés extremo o trauma.

Por ello, tanto la crisis de identidad como la disociación pueden generar dificultades para mantener un sentido coherente del sí mismo. La disociación puede surgir en personas que atraviesan crisis de identidad profundas, especialmente cuando los conflictos internos son muy dolorosos o amenazantes. La incapacidad de integrar emociones y experiencias puede potenciar la confusión de identidad y la sensación de fragmentación interna, que llevan a una vulnerabilidad emocional.

Crisis de identidad en adultos

Si bien suele relacionarse con la adolescencia, la crisis de identidad en adultos parte de transiciones vitales, como cambios de carrera, rupturas de pareja, maternidad/paternidad, pérdida de seres queridos o el envejecimiento, pueden reactivar preguntas existenciales.

La llamada crisis de la mediana edad es un ejemplo típico: muchas personas entre los 35 y 50 años experimentan dudas sobre sus logros, cuestionan sus elecciones y sienten la necesidad de redefinir su propósito (Lachman, 2015).

Estas crisis son procesos de reajuste, es decir, un momento para reevaluar metas y replantear la narrativa personal.

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Crisis de identidad de género

Un área particular de gran relevancia es la crisis de identidad de género. Este tipo de crisis ocurre cuando la persona experimenta incongruencias entre el género asignado al nacer y su identidad sentida o experimentada.

La investigación en psicología y psiquiatría reconoce que esta vivencia puede generar malestar significativo, conocido como disforia de género, aunque no todas las personas trans o no binarias lo experimentan de la misma manera (American Psychiatric Association, 2022).

Afrontar una crisis de identidad de género implica lidiar con presiones sociales, culturales y familiares. Sin embargo, diversos estudios muestran que el apoyo social, la validación y la atención psicológica afirmativa son factores protectores esenciales para la salud mental y el bienestar.

Cómo superar una crisis de identidad

Superar una crisis de identidad no significa eliminar todas las dudas de manera inmediata, sino aprender a integrar las experiencias, aceptar la incertidumbre y construir una narrativa coherente del yo. Algunas estrategias psicológicas útiles son:

  1. Autoconocimiento: Llevar un diario, reflexionar sobre valores y prioridades, o practicar mindfulness ayuda a clarificar pensamientos y emociones.
  2. Apoyo social: Compartir preocupaciones con amigos, familiares o grupos de apoyo proporciona contención y perspectiva externa.
  3. Psicoterapia: Enfoques como la terapia cognitivo-conductual, la terapia existencial o la terapia narrativa son eficaces para acompañar estos procesos.
  4. Aceptar la transición: Reconocer que la identidad es flexible y evoluciona a lo largo de la vida facilita la adaptación.
  5. Establecer metas realistas: Resulta útil centrarse en pequeñas acciones alineadas con los propios valores.

El proceso requiere tiempo, paciencia y, en muchos casos, acompañamiento profesional. Lejos de ser una debilidad, vivir una crisis de identidad puede convertirse en una oportunidad de crecimiento.

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Conclusiones

La crisis de identidad es un fenómeno natural que atraviesan muchas personas en distintas etapas vitales. Aunque genera malestar y confusión, también puede ser un proceso transformador.

Desde la adolescencia hasta la adultez, pasando por experiencias de género, estas crisis reflejan la búsqueda de coherencia entre el mundo interno y externo. Con apoyo adecuado y estrategias psicológicas, es posible no solo superar la crisis, sino emerger con una identidad más sólida, auténtica y resiliente.

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Referencias

American Psychiatric Association (2022). DSM-5-TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. APA Publishing.

Erikson, E. H. (1968). Identity: Youth and crisis. Norton.

Gende, Carlos Emilio. (2014). Conflictos en la interpretación de la identidad personal. En-claves del pensamiento8(16), 55-78.

PÁRAMO, PABLO. (2008). LA CONSTRUCCIÓN PSICOSOCIAL DE LA IDENTIDAD Y DEL SELF. Revista Latinoamericana de Psicología , 40 (3), 539-550. Recuperado el 03 de septiembre de 2025.