La labilidad emocional hace referencia a la inestabilidad afectiva, o variabilidad excesiva del estado de ánimo que presenta cambios repetidos y de breve duración. Estos cambios de afecto son desproporcionados con el sentimiento y a menudo son impredecible, puesto que pueden ser provocados o no por estímulos externos.
A continuación, exploraremos factores relevantes para la labilidad emocional.
Significado de labilidad emocional
La labilidad emocional se caracteriza por una fluctuación intensa e incontrolada del estado de ánimo. La persona suele ser “inestable” puesto que puede pasar rápidamente de un estado emocional alegre a uno triste. Estos cambios no suelen estar bajo control voluntario y generan un profundo malestar o disfunción interpersonal.
Las personas con labilidad emocional, tienen dificultades en la autorregulación emocional, que consiste en controlar el inicio, mantención, y modificación de reacciones emocionales.
Estas reacciones desproporcionadas, frecuentemente se observan en trastornos como el trastorno límite de la personalidad, el trastorno bipolar y la ciclotimia. También en condiciones neurológicas como lesiones cerebrales, esclerosis múltiple y demencia frontotemporal.
Asimismo, puede presentarse en diagnósticos de trastorno de estrés postraumático, trastorno por consumo de sustancias, síndrome premenstrual o depresión atípica.
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Causas principales
Debido a que existe un desajuste en la regulación emocional, se ven alterados los circuitos cerebrales que permiten la regulación. Es decir que, el sistema depende de un equilibrio entre estructuras que generan respuestas emocionales (amígdala) y otras que las regulan o inhiben (corteza prefrontal).
En la labilidad emocional, esta homeostasis se ve afectada por desequilibrios en los neurotransmisores, particularmente serotonina y dopamina, que afectan la regulación emocional, generando mayor funcionamiento en la amígdala, lo que genera hiperactivación emocional y menor trabajo en la corteza prefrontal.
Asimismo, las lesiones cerebrales, factores hormonales e historias de trauma, afectan el funcionamiento en la regulación emocional natural.
Tratamiento
El tratamiento para la labilidad emocional implica encontrar las causas subyacentes.
La terapia psicológica permite la comprensión y facilita la autorregulación emocional con técnicas eficaces como mindfulness, tolerancia al malestar, técnicas de grounding y habilidades interpersonales.
Asimismo, en determinados casos, el tratamiento farmacológico también es de utilidad, así como el ejercicio físico, una higiene del sueño apropiada y alimentación equilibrada.
Conclusiones
La labilidad emocional hace referencia a la señal de que el sistema emocional está desregulado por alguna causa que merece reconocimiento y atención.
Está presente en varios trastornos como el TLP y TEPT, e involucra áreas cerebrales específicas de la amígdala y la corteza prefrontal.
El tratamiento puede ser muy efectivo, especialmente cuando se combina la terapia psicológica con autocuidado y, de ser necesario, tratamiento médico.
No estás solo. En Mente Sana te ayudamos con tu proceso.
Referencias
Reis, N. y Almeida, TC (2020). Experiencias positivas en la juventud: Labilidad emocional y experiencias traumáticas en adultos. En J. Sanmarco, V. Marcos, Y. Gancedo & D. Seijo (Eds.) XII Congreso (Inter)Nacional de Psicología Jurídica y Forense – Libro de actas (págs. 582-584). Sociedad Española de Psicología Jurídica y Forense: Madrid.
El odio, una emoción tan compleja y al mismo tiempo de las más humanas existentes. Intensa, destructiva, y con un gran trasfondo y peso emocional que confunde y destroza a las personas a partes iguales; pero el odio va más allá de simplemente aquel sentimiento que parece hacerte hervir la sangre, va mucho más allá que el sentimiento negativo que pueda generarte una situación o una persona… variedad de factores y circunstancias pueden hacer nacer la semilla del odio en alguien, pero ¿qué es realmente el odio?
¿Qué es el odio?
El odio no es más que un sentimiento caracterizado por la intensidad de su sentir, es una respuesta emocional de repulsión hacia una idea o alguien, un rechazo y disgusto. Se suele llamar una emoción negativa bastante característica llena de emociones como el enojo, la rabia y la aversión, y tiende a ser algo momentáneo y reactivo.
El odio es una emoción compleja que suele verse desmedida con profundidad, difícil de controlar para muchos y que puede ser perjudicial para todo aquel que la siente y a quienes va dirigido.
Se suele llamar al odio como el antónimo del amor, pero su oposición no es simétrica, y según Ignacio Quepons Ramirez, cito: “el odio es una experiencia con afinidad a otras vivencias hostiles como el desagrado o la asunción de un adversario, pero no odiamos todo lo que nos desagrada ni odiamos necesariamente a nuestros enemigos”
¿De dónde se origina el odio?
Pero si hablamos del odio en profundidad, es aversión hacia algo, y suele verse como una respuesta de defensa que permite identificar una amenaza o un peligro, solo que en el caso del odio se ve afectada por la propia percepción, el creer que algo puede causarte daño o puede ser peligroso, alguien que no te agrada porque ‘te da mala espina’, son situaciones que te llevan a sentir odio, de forma desmedida muchas veces.
¿Qué emociones puedes encontrar en el odio?
El odio es un cúmulo de emociones que, condensadas, se sienten demasiado. Se compone de diversas de ellas, negativas y fuertes, que resultan en ésta emoción tan completa:
Hostilidad: no es de extrañar que el odio venga acompañado de cierto nivel de violencia, no necesariamente física. Se suele recurrir a una conducta hostil por el malestar que genera el odio.
Resentimiento: Al ser una respuesta de amargura ante injusticias u ofensas, el resentimiento se forma como parte del odio por la propia acumulación de injurias, y tiende a ser complicado que la persona en cuestión lo olvide para pasar página.
Aversión: una repulsión que existe de forma constante, es la principal característica del odio, dónde está la necesidad de evitar el objeto en cuestión que provoca esta emoción, alejarse, o incluso eliminarlo.
Miedo: El odio y el miedo están muy de la mano, más de lo que podría creerse. Se sabe que al ser percibido algo como amenaza, el miedo puede desarrollarse de forma muy fácil, y esa misma desesperanza puede derivar sin demasiada complejidad hacia el odio.
¿Qué causa que pueda odiar a alguien?
Como todo en esta vida, depende. Pueden existir tantas razones que son incontables a estas alturas, tanto psicológica, como social y biológica, al final es importante recordar que el odio es subjetivo, una experiencia emocional y subjetiva en la cual, según Brentano y Scheler comentaron hace algún tiempo en su estudio, que debíamos enfocarnos más en la propia esencia de los sentimientos, que en sus causas o efectos.
Algunas causas para que exista el odio pueden ser:
Experiencias traumáticas, por lo que es una respuesta emocional ante abusos sufridos o experiencias que le han marcado al punto de desarrollar sentimientos de aversión y odio hacia el trauma.
Conflictos no resueltos, injusticias, desigualdad y sentimientos de humillación. Es naturaleza del ser humano buscar a quien señalar y culpar cuando nos sentimos heridos o que se ha cometido una injusticia, cultivando odio.
Experiencia sociocultural, El discurso de odio es un gran ejemplo de cómo nace el odio a partir de la experiencia sociocultural; el odio puede nacer de creencias sociales, ideológica, problemáticas como el racismo, la violencia de género, sexismo, homofobia y demás son cultivadas por los prejuicios socioculturales que alimentan el odio.
Proyección, como una forma de señalar al culpable del dolor que tienes, proyectando los sentimientos personales hacia personas o grupos externos, como forma de lidiar (de la forma menos correcta) con su dolor.
Impacto del odio en la sociedad
El odio no es una emoción inocente, puede ser perjudicial si se lleva a los extremos, tanto para quienes la sienten, como para los que reciben las consecuencias. Entre ellos, podemos encontrar:
Complicaciones en las relaciones interpersonales
Estrés
Ansiedad
Depresión
Sentimientos de culpa y vergüenza
Violencia
Discriminación
Discurso de odio
Intolerancia
¿Qué hago para gestionar el odio?
¿De dónde viene?
El primer paso es entenderlo. Toca reflexionar sobre lo que lo ha generado, que está alimentando ese sentimiento tan fuerte que no te permite seguir adelante, si conseguimos hacer introspección, y descubrimos que lo genera, tendremos el camino más fácil para encontrar una solución.
Validar no es lo mismo que reaccionar
Algo está claro: no podemos actuar desde la emoción como una reacción impulsiva que puede generar conflictos, pero necesitamos validarla hasta cierto punto, es natural sentir, no es una experiencia extraña ni fuera de éste mundo, es humano, normal. El objetivo jamás estará en nunca sentir nada, sino en saber cómo gestionarlo. Puede que el odio nazca de forma razonable, sin embargo, ¿significa esto que está bien reaccionar con violencia y hostilidad?
Lo explica. No lo justifica.
Reencuadralo.
Dale una vuelta a lo que acabas de pensar ¿el odio se mantiene bajo que creencias? ¿Es un pensamiento absolutista? ¿O es real? A veces, el problema es que estamos cegados por creencias y prejuicios, así que…
Deconstrúyete y reconstrúyete
Hay que tumbar creencias y crear unas nuevas, es necesario para dejar atrás esos pensamientos de odio y desagrado que experimentas, y la única forma es mediante la deconstrucción, un proceso que implica deshacerse de algo para darle una estructura nueva.
Practica el perdón
Si bien el perdón es una de las herramientas más increíbles para trabajar el odio, recuerda lo más importante: no estás obligado a perdonar. Nadie puede obligarte a ello, y solo puedes hacerlo cuando te sientas listo, no antes; para muchos, es un momento de liberación y de descarga emocional. Existe una famosa escena en el show animado de “Bojack Horseman” que expresa a la perfección este punto sobre el perdón, no debe ser obligado, y pese a ello, tampoco es necesario si no lo quieres. El perdón solo se da cuando se siente de verdad.
Busca ayuda profesional
La terapia es una opción magistral si el odio que sientes no puede manejarse, si se siente incontrolable, o es abrumador. Existen diversas técnicas en los distintos ámbitos psicológicos que podrían ayudarte, entre ellos la terapia cognitivo conductual, o la terapia de aceptación y compromiso son grandes opciones.
Si bien el odio es humano y natural, su área de destrucción puede ser enorme si no se tiene cuidado con ella y con cómo se maneja. Comprender de dónde viene es fundamental para trabajarla, y aunque lo explique jamás será una justificación para los malos tratos que pueda desencadenar.
Pero no te preocupes, existe el manejo saludable del odio y en Mente Sana podemos ayudarte a gestionarlo para beneficiarte a ti, y a aquellos que reciben la emoción. Agenda ya mismo tu cita completamente gratuita.
Desde tiempos muy lejanos, el amor ha sido una fuerza omnipresente, un tema recurrente en la poesía, la filosofía y la vida cotidiana. Sin embargo, a pesar de su familiaridad, definir el amor sigue siendo un desafío. ¿es acaso una mera emoción fugaz, una conexión bioquímica, un compromiso profundo o una combinación compleja de todo lo demás? En este artículo exploraremos la definición de amor y su significado en nuestras vidas.
Definición de amor
Definición de amor según la psicología
Para la Asociación Americana de psicología, el amor lo definen como una emoción compleja que involucra sentimientos fuertes de afecto y ternura, sensaciones placenteras en su presencia, devoción a su bienestar y sensibilidad a sus reacciones hacia uno mismo.
Según la neurociencia las personas que sienten amor experimentan una serie de cambios fisiológicos cuando se encuentran cerca de la persona que aman y transitan varias etapas, como lo son:
– Atracción: sienten un incremento en el ritmo cardiaco, dilatación de las pupilas y aumento de la sudoración. Estas respuestas son llamas químicas y ayudan a la persona a darse cuenta de la conexión que está creando con la otra persona. Sin embargo, no todas las veces suele ser amor, puede tratarse de una atracción física y sexual.
– Enamoramiento: en esta etapa las personas experimentan un aumento del estrés, llegando a tener dificultades para dormir, pero a su vez, se encuentran felices cuando están con su pareja, pues, aunque la hormona de la felicidad disminuye, la parte del cerebro que la regula se desactiva.
“Te quiero no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.” – Gabriel García Márquez
– Inicio de la relación: esta parte se puede considerar amor como tal, donde las dos personas del vínculo conocen tanto las cosas positivas como negativas de su pareja, se adquieren responsabilidades y compromisos.
– Decepción: esta etapa podría ser la más crítica. Los miembros de la pareja crean en su mente una balanza con las carencias e imperfección y con lo positivo de la otra persona. Aquí suelen fracasar las parejas ya que la balanza no ha podido compensarse y las imperfecciones se vuelven incompatibles.
– Superación de la crisis y amor real: pero si se pueden superar las diferencias y construir una relación más estable.
– Conexión y plan de futuro: en esta etapa la pareja hace uso del potencial de ambos para cambiar su mundo y se crea una profunda conexión entre ellos y se proponen propósitos de futuro juntos.
Cuando se está enamorado y se está en pareja, ir a terapia suele ser una decisión muy inteligente y beneficiosa, ya que se pueden construir bases sólidas en la realidad, conociendo fortalezas y debilidades de ambos, también puedes obtener herramientas efectivas de comunicación saludable desde el principio y así prevenir conflictos poco productivos. Además, fortalecer el crecimiento individual y de pareja.
A continuación, te recomendamos una serie de textos sobre el amor, pueden ayudarte aún más sobre la definición de amor y su significado en nuestra vida:
“Veinte poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda: Este poemario captura la intensidad, la pasión, la melancolía y la sensualidad del enamoramiento y del amor joven. Neruda utiliza un lenguaje vívido y metáforas poderosas para explorar las diversas facetas de la experiencia amorosa, desde la alegría del encuentro hasta el dolor de la pérdida. Es un clásico que resuena con la profundidad de los sentimientos amorosos.
“El amor en los tiempos del cólera” de Gabriel García Márquez: Una épica historia de amor que trasciende el tiempo y la adversidad. Florentino Ariza espera durante más de cincuenta años el momento de poder declarar su amor a Fermina Daza. La novela explora la persistencia del amor a lo largo de la vida, en diferentes formas y etapas, y cómo se entrelaza con la enfermedad, la vejez y la memoria. La prosa exuberante de García Márquez hace de esta una lectura inolvidable sobre la naturaleza tenaz del amor verdadero.
“Los cuatro amores” de C.S. Lewis: En este ensayo, Lewis examina las diferentes formas de amor que experimentamos: el afecto, la amistad, el eros (amor romántico) y la caridad (amor divino). Ofrece una perspectiva reflexiva y perspicaz sobre la naturaleza y el significado de cada tipo de amor, ayudándonos a comprender mejor nuestras propias relaciones y la complejidad de este sentimiento universal.
El amor tiene un impacto significativo y multifacético en nuestras vidas, tanto a nivel individual como social. Su significado abarca una amplia gama de emociones, comportamientos y experiencias que nos moldean y dan sentido a nuestra existencia. Nos brindan bienestar emocional y mental, también se ha demostrado que las relaciones amorosas saludables pueden tener un impacto positivo en nuestra salud física, además de impulsarnos a crecer y a ser mejores personas.
Amar y ser amados nos da un sentido de pertenencia y conexión con algo más grande que nosotros mismos, esto contribuye a definir nuestros valores y prioridades en la vida, dándonos un propósito para seguir adelante y enfrentar los desafíos.
Conclusión
La definición de amor se erige como un pilar fundamental de la existencia humana, permeando nuestro bienestar emocional, físico y social. Ahora bien, en este intrincado y a menudo complejo universo del amor, la terapia emerge como una herramienta valiosa y significativa. Si bien el amor puede ser una fuente de inmensa alegría y plenitud, también puede desencadenar desafíos, conflictos y heridas emocionales.
En Mente Sana están los profesionales a tu disposición para ayudarte, es por ello que te ofrecemos una sesión gratuita de terapia online, totalmente confidencial y desde la comodidad de tu hogar, para brindarte la seguridad y confianza necesaria para iniciar. Agenda tu primera sesión de terapia online gratis, sólo tú puedes dar el primer paso.
En algún momento de la vida se sentirá la inseguridad emocional ante situaciones que sean grandes o pequeñas. La inseguridad emocional tiene que ver con las emociones, conductas y pensamientos negativos que generan una desconfianza.
La inseguridad emocional puede afectar la vida de la persona, bajar su autoestima, entre otros. Pero, ¿Cómo reconocer la inseguridad emocional? ¿Cuáles son sus síntomas y consecuencias?
Quédate un momento en este artículo y aprende un poco más sobre la inseguridad emocional.
Inseguridad emocional
¿Qué es la inseguridad emocional?
Se puede definir como una sensación o conjunto de síntomas de baja confianza en sí mismo. La inseguridad emocional tiene una influencia en grandes y variables situaciones en las que genera, por ejemplo, inseguridades en el trabajo, sexuales y relaciones interpersonales.
La inseguridad emocional no aparece de la nada, existen factores que pueden tener influencia en su aparición. Puede manifestarse de varias maneras, como miedo al rechazo, ser vulnerables o miedo a expresarse.
La inseguridad emocional puede tener origen en factores como falta de aceptación, traumas o eventos estresantes y también en problemas de regulación emocional.
Cómo se puede manifestar
Como se ha mencionado, puede tener varios factores de origen. Tanto la inseguridad como la seguridad no es un rasgo con el que se nace, se va formando según las vivencias. Aquí encontrarás cómo se puede manifestar y factores que pueden afectar.
Duda constante o dificultad para tomar decisiones.
Dificultad para aceptar cumplidos.
Evitación de situaciones sociales y estresantes.
Necesidad de aprobación.
Miedo al rechazo.
Hipersensibilidad a la crítica.
Tímidez.
Agresividad, como mecanismo de protección.
Puede presentar ansiedad social.
Diálogo interno crítico.
Temor al error.
Autoexigencia y perfeccionismo.
Sensación de vulnerabilidad.
Miedo al cambio.
Es importante saber reconocer las señales, porque esto ayudará para un tratamiento y prevención adecuado. Si consideras que eres tímido, te da miedo el rechazo o te sientes identificado con estas características, puedes acudir a terapia psicológica. Contáctanos y agenda hoy una sesión.
Lograr sentirte segura contigo misma ayudará a conseguir tus objetivos.
No se asocia a una sola causa, son múltiples factores por los que puede aparecer una inseguridad emocional. Así como es importante reconocer los síntomas para poder intervenir y buscar ayuda de ser necesario, también es importante reconocer las causas.
Aquí encontrarás algunas causas:
Niveles elevados de estrés y ansiedad: puede afectar las emociones y, por consiguiente, su seguridad al expresarse.
Educación autoritaria: patrones de crianza exigentes o, al contrario, muy sobreprotectora.
Necesidad de ser aceptado: por el miedo al rechazo buscan una constante aprobación.
Baja autoestima: no confían en ellos mismos, no identifican sus virtudes.
Autoexigencia elevada: adoptando un diálogo interno crítico y exigente, que desvaloriza sus propios actos.
Experiencias traumáticas: experiencias que hayan tenido un impacto emocional negativo.
Perdidas significativas.
Relaciones disfuncionales.
Cuando la inseguridad emocional se hace presente, afecta todo el entorno, no solo a sí misma. Existen sentimientos de no ser capaces de lograr los objetivos o tareas sencillas, como tener una conversación. Puede manifestarse como inseguridad en la pareja, en el área laboral o académica.
Ante situaciones cotidianas como presentar un examen o hacer papeleo. Si sientes que no puedes lidiar con estas situaciones y quieres mejorar tanto habilidades sociales como seguridad emocional, puedes acudir a terapia psicológica; te brindará estrategias para mejorar tu estabilidad emocional. Contáctanos.
Estrategias para disminuir la inseguridad emocional
Ya que la inseguridad emocional es un síntoma de alguna experiencia en su historia de vida, situaciones que no se han gestionado de forma adecuada. Es necesario reconocer las causas para poder realizar una intervención adaptada a la persona. Esta intervención también puede ser por la propia persona que manifiesta la inseguridad emocional.
Psicoeducación: identifica los síntomas, aprende sobre la inseguridad emocional. Es importante tener el conocimiento sobre esta situación.
Practica la gratitud: te ayudará a conocerte y saber de tus emociones, así como un diario emocional.
Establece límites en las relaciones disfuncionales.
Practica una actividad que te conecte contigo.
Fortalece tu autoestima.
Estas son estrategias que pueden aplicarse desde tu conocimiento, pero para establecer estrategias más eficaces puedes contar con la terapia psicológica. La ayuda de un especialista hará de este proceso más fácil de transitar.
Para saber qué tratamiento puede ayudarte en la inseguridad emocional, es necesario que un psicólogo te evalúe y determinar tanto las causas como estrategias eficaces.
Apoyo social: con el apoyo de amigos, familia y pareja puede ayudar y beneficiar el tratamiento.
Medicación: solo en caso de ser necesario, cuando los síntomas son intensos.
Terapia psicológica: basándose en la terapia cognitivo-conductual que ayude en los pensamientos y comportamientos negativos que aumentan la inseguridad emocional, terapia de aceptación y compromiso para la gestión emocional.
Lo más adecuado es contar con la terapia psicológica, ya que te brinda estrategias basadas en la evidencia. En conjunto con las actividades que cumplas en casa y coloques en práctica, serán un plus para aumentar la seguridad emocional.
Conclusiones
La inseguridad emocional puede tener grandes consecuencias en la vida de quien lo está experimentando, debido a que dejan de lado actividades y la interacción social. Cuando la seguridad emocional aumente, todo lo demás se alinea, las emociones, el comportamiento y las actividades vuelven a tener un disfrute.
La inseguridad emocional no desaparece de la noche a la mañana, lleva un tiempo de trabajo y compromiso. Sé paciente, sé amable contigo.
Las emociones son parte fundamental de nuestra vida. Son las respuestas psicofisiológicas automáticas que surgen ante ciertos estímulos internos o externos. Sin embargo, existen situaciones en las que a uno le es más difícil expresar. Es entonces, cuando ciertas emociones quedan “atrapadas”, por no haber sido expresadas; lo cual, altera el bienestar emocional.
En este artículo explicaremos qué son las emociones atrapadas y cuál su impacto.
¿Qué son las emociones atrapadas?
El término “emociones atrapadas” hace referencia a experiencias emocionales que no han sido procesadas de manera adaptativa y que, por lo tanto, persisten almacenadas en el sistema interno, generando malestar psicológico o síntomas físicos.
Las emociones atrapadas no surgen únicamente cuando no se logró expresar lo suficiente cuando algo reciente ocurrió, sino que implican situaciones pasadas, incluso de años atrás, que contienen carga emocional densa, la cual se almacena de manera disfuncional.
Emociones atrapadas y cuerpo físico
Las emociones atrapadas tienen estrecha relación con el cuerpo. Puesto que todas las emociones cumplen una función específica que permite la adaptación, las mismas se sienten y expresan de manera corporal.
Cuando una persona siente que no pudo expresar lo necesario, esta supresión emocional puede generar síntomas psicosomáticos o trastornos del estado de ánimo. Van der Kolk afirma que el cuerpo tiene memoria y en él, muchas veces, recaen experiencias no procesadas de manera adaptativa.
En este caso, la persona que tiene emociones atrapadas, muchas veces puede llegar a “somatizar”, es decir, tener molestias corporales, digestivas, inmunitarias; dolores musculares, contracturas, problemas en las relaciones sexuales, cansancio, etc. Lo cual, se relaciona directamente con la ansiedad, la depresión e incluso conflictos interpersonales.
¿Cuándo queda estancada una emoción?
Una emoción puede quedar atrapada cuando:
Se reprime por presión social, miedo o vergüenza.
Ocurre un evento traumático y no se elabora emocionalmente.
La persona no tiene recursos o habilidades para procesarla (por ejemplo, en la infancia).
Y estas se manifiestan a través de:
Respuestas emocionales intensas sin causa aparente.
Sensaciones físicas persistentes (dolores, opresión en el pecho, nudos en la garganta).
Creencias negativas sobre uno mismo que persisten (“no valgo”, “estoy en peligro”).
Patrones repetitivos de comportamiento que no se modifican fácilmente.
Sistema de Procesamiento Adaptativo de la Información (PAI)
Desde el modelo del (PAI) las emociones atrapadas pueden entenderse como recuerdos no procesados adecuadamente que se almacenan de forma disfuncional en la red de memoria.
El sistema nervioso está diseñado para procesar las experiencias de manera adaptativa, lo que permite la integración de redes de memoria funcionales. Sin embargo, experiencias altamente estresantes pueden sobrepasar la capacidad del sistema y quedar almacenadas de forma disfuncional, generando un cúmulo de emociones atrapadas.
Por lo tanto, cuando una experiencia emocional intensa (trauma, abandono, humillación, etc.) no termina de procesarse, sus elementos (emociones, pensamientos y sensaciones físicas) quedan almacenados en un estado original disfuncional.
Liberar emociones atrapadas implica reconocerlas, validarlas y permitir que se expresen de forma segura. A continuación, se presentan algunas estrategias basadas en evidencia:
Conciencia emocional: El primer paso es identificar lo que sentimos y aceptar que no siempre será posible controlarlo todo. Se trata de observar las emociones sin juzgarlas.
Expresión emocional consciente: El hecho de hablar, escribir, llorar e inclusive el arte como medio de expresión, ayuda a externalizar emociones que estaban encapsuladas internamente
Trabajo corporal: Actividades como el yoga, la danza libre o ejercicios somáticos ayudan a desbloquear tensiones acumuladas (respiración consciente, yoga, meditación, masaje terapéutico).
Autocompasión: Practicar la autocompasión cuando surgen emociones difíciles, desde la comprensión y validación propia.
Técnicas de respiración y relajación: Para regular el sistema nervioso. Puede aplicarse mindfulness y meditación.
Terapia psicológica: En especial, terapias como EMDR, la terapia centrada en emociones (EFT) y la psicoterapia somática han mostrado eficacia en desbloquear emociones reprimidas.
Otras técnicas alternativas o energéticas: Como la acupresión, la terapia musical, o la técnica de exposición, que implica exponerse de modo gradual a situaciones o emociones evitadas, permitiendo que aquello atrapado se active y procese de manera segura.
Soltar emociones implica no solo reconocerlas, sino también dejar de aferrarse a ellas. No con la idea errónea de “ignorarlas o eliminarlas para no sentir”, sino que se trata de permitir que sigan su curso natural, dándoles el espacio para ser procesadas y, luego, integrarlas.
Conclusión
Hablar de emociones atrapadas resulta fundamental, por el impacto real que tiene sobre la calidad de vida. Esto no es una “metáfora terapéutica”, sino un fenómeno que puede explicarse desde la psicología y la neurociencia, y que tiene efectos negativos significativos que dañan la salud mental, emocional y física.
Aprender a reconocer, expresar y soltar nuestras emociones es crucial para la salud integral. Una “buena relación con las propias emociones”, permite el autoconocimiento, la tolerancia y una gestión emocional satisfactoria.
La envidia es una emoción secundaria, de carácter social, particularmente compleja, que se caracteriza por reacciones afectivas negativas ante la comparación social. Esta emoción surge cuando una persona percibe que otro posee algo “deseable”, como éxito, belleza, inteligencia o relaciones, y experimenta malestar por no tenerlo.
¿Qué es la envidia?
Para saber qué es la envidia, se debe tomar en cuenta que se trata de una reacción emocional desagradable que puede surgir cuando un individuo se compara con los demás. La envidia se caracteriza por sentimientos de inferioridad, hostilidad y resentimiento, asociados con la percepción de injusticia. Esto produce la idea de que otra persona o grupo de personas disfrutan de una posesión deseada, sea algún objeto, posición social o atributo.
Esta emoción implica, a menudo, una mezcla de tristeza, resentimiento y deseo, que puede conducir a experimentar pensamientos o conductas destructivas hacia el otro.
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Formas de envidia
Varios autores propusieron la existencia de dos formas de envidia: maligna y benigna.
Envidia benigna: Motiva a superarse e imitar al otro de forma positiva. La persona envidiosa se siente entusiasmada a realizar mejoras sobre sí misma (en el atributo deseado) para alcanzar la posición superior del envidiado.
Envidia maliciosa: Se relaciona con el deseo de que el otro pierda lo que tiene. La motivación del envidioso está dirigida a “tirar hacia abajo” o a una posición inferior al envidiado.
Quienes experimentan envidia benigna, se sienten más inspirados por la persona y existe un reconocimiento del éxito ajeno. En cambio, quienes experimentan envidia maligna buscan más distancia de la persona a la que envidian y sienten las experiencias más frustrantes.
Asimismo, ambas formas activan áreas cerebrales relacionadas con el dolor social, lo que muestra cómo esta emoción puede ser tan intensa como el sufrimiento físico.
¿Qué es la envidia emocional?
La envidia emocional hace referencia al malestar que surge al ver la felicidad o bienestar emocional del otro, especialmente en áreas como el amor, la autoestima o las relaciones familiares.
Esto genera resentimiento o tristeza al percibir que otra posee una vida emocional más satisfactoria y es común en relaciones cercanas, como amistades, parejas o familias, donde la comparación es frecuente e inconsciente. Esta envidia suele estar vinculada a una baja autoestima y a la sensación de no ser suficiente.
Schadenfreude es un término de origen alemán que hace referencia al placer o satisfacción por el daño ajeno, es decir, compete una reacción comportamental ante la desgracia ajena. Mientras que la envidia implica aparte de reconocer una carencia propia, experimentar malestar frente al bienestar ajeno.
Ambos términos, hacen referencia a emociones que se fortalecen cuando se evocan situaciones coherentes con el fracaso.
De igual manera, estudios mostraron cierta relación entre ambas reacciones, puesto que, las personas con mayor tendencia al conflicto son más propensas a experimentar envidia y Schadenfreude.
La envidia, aunque muchas veces se considera una emoción negativa o “moralmente indeseable”, cumple funciones psicológicas y sociales importantes. Su función principal es señalar una desventaja percibida para motivar conductas de adaptación, comparación o competencia. Según Festinger, permite evaluar nuestra posición respecto a otros en áreas relevantes como el éxito, las relaciones o la apariencia, brindando información sobre las propias metas, deseos y carencias.
De igual manera, aparte de cumplir una función motivacional, cumple una función defensiva, como “autoprotección del yo”, que surge como una respuesta emocional para proteger la autoestima cuando nos sentimos inferiores. Aunque puede generar malestar, sirve como una alerta interna que indica que hay una herida narcisista o una amenaza al autoconcepto.
Cuando alguien siente envidia por uno, por lo general se notan comportamientos pasivo-agresivos, críticas disfrazadas de consejos, minimización de tus logros o incluso sabotaje. Frente a esto, es importante:
No reaccionar con hostilidad: Mantener la calma, no tomarlo como algo personal o inclusive reaccionar con cierta indiferencia, puede desactivar la tensión.
Establecer límites claros: Si la envidia se manifiesta con conductas dañinas, es necesario establecer límites, comunicando de forma asertiva lo que no se va a permitir.
Evitar la ostentación innecesaria: Ser discreto puede reducir el impacto en personas sensibles a la comparación.
Mostrar empatía (si es posible): Muchas veces, la envidia proviene del sufrimiento interno del otro. Comprender esto puede facilitar una respuesta compasiva.
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¿Cómo manejar la envidia?
Sentir envidia no significa que uno sea mala persona. Se trata de una emoción humana natural, sin embargo, algunas formas de gestionarla son las siguientes:
Reconocer sin juicio: Primero se debe aceptar la emoción sin culpa, identificando lo que se siente. “Siento envidia porque esa persona logró algo que yo deseo.”
Identificar qué muestra la envidia: Puede mostrar objetivos personales reales, probablemente descuidados o inconscientes.
Transformar la envidia en motivación: Impulsar el cambio y el crecimiento, en vez de centrarse en lo que le falta.
Hablarse con compasión: Evitar el diálogo interno autocrítico y la comparación destructiva: “Yo nunca lo lograré”, “soy un fracaso”. à “Estoy sintiendo esto porque me importa. Está bien querer mejorar. Estoy en mi propio camino.”
Celebrar los logros ajenos: Practicar la admiración en lugar de la comparación. Esto fortalece las relaciones y reduce la hostilidad asociada con la envidia maliciosa. “Esa persona lo logró. Yo también puedo lograr mis propias metas.”
Fortalecer la autoestima: La envidia suele florecer donde hay inseguridad o vacío emocional. Trabajar en la autoestima, identidad personal y metas significativas reduce su intensidad. E igualmente, practicar la gratitud.
Apoyo psicológico: Buscar apoyo psicológico es un paso valiente y útil.
Conclusiones
Para definir qué es la envidia, esta debe entenderse como una emoción compleja, universal y natural. La misma puede diferenciarse desde el concepto de envidia benigna y maligna, puesto que la primera se determina por una fuerza motivacional que encamina a la oportunidad de crecimiento y la segunda, a la fuerza destructiva.
Para entender qué es la envidia, es necesario reconocerla sin juicios en uno mismo, comprenderla en los demás y responder con inteligencia emocional ante situaciones donde las respuestas pueden marcar la diferencia entre relaciones dañinas y saludables.
¿Qué significa realmente ser extrovertido? Más allá de la simple etiqueta de ser “sociable”, la extroversión abarca una compleja red de rasgos psicológicos y comportamientos que influyen en cómo las personas interactúan con los demás y con el mundo que les rodea. Este artículo busca desentrañar las claves de la extroversión, examinando sus fortalezas inherentes, los desafíos que pueden enfrentar los extrovertidos y, en última instancia, ofreciendo una visión integral de esta personalidad vibrante y a menudo incomprendida.
Extrovertido
¿Qué es ser extrovertido?
Según la RAE, el diccionario de la Real Academia Española, una persona extrovertida, es comunicativa, abierta, muy sociable y tratable.
“No tengo miedo de hablar; tengo mucho que decir y compartir.”
En psicología, extrovertido es un rasgo de la personalidad. Es un término para describir a una persona cuya energía y atención se dirigen principalmente hacia el mundo exterior. Suelen sentirse muy cómodos en entornos sociales y tienden a buscar estímulos externos para sentirse energizados. Desde la perspectiva lingüística, psicológica y teórica, encuentra satisfacción y energía al relacionarse con el entorno, prefiriendo la acción social sobre la introspección. Este rasgo influye en su forma de pensar, actuar y conectar con el mundo.
La diferenciación entre ser extrovertido o introvertido no solo aumenta nuestra perspectiva sobre las características personales, sino que también pone de relieve lo crucial que es admitir y dar importancia a la aceptación de la diversidad, más que como categorías fijas.
Características de la personalidad extrovertida
Podemos identificar una persona extrovertida por sus características, algunas de ella son:
Muy abiertos: suelen ser personas muy dispuestas a compartir sus pensamientos y sentimientos con los demás. Debido a esto, otras personas encuentran que los extrovertidos son más fáciles de conocer.
Comunicativos: disfrutan por igual el conversar con personas conocidas como con extraños, ya que les gusta conocer gente nueva y saber sobre sus vidas. Tienden a hablar como una forma de explorar y organizar sus pensamientos e ideas.
Se rodean de gente y les llena de energía: tienden a encontrar las interacciones sociales refrescantes y en realidad tener gente a su alrededor les carga de energía. Si se les da la opción de pasar tiempo solos y pasar tiempo con otras personas, un extrovertido casi siempre optará por pasar tiempo en grupo.
Tienen un gran círculo de amigos: suelen tener varios círculos de amigos porque necesitan estar con gente todo el tiempo. Cuantos más mejor, constantemente hacen planes para ponerse al día con sus amigos.
No les gusta el silencio: la única cosa que les hace sentir incómodos es el silencio total. Las actividades silenciosas como la meditación o el yoga no podrán soportar y les resulta agotador, ya que tienen el impulso irrefrenable de hablar.
Les gusta resolver problemas hablando: cuando se enfrentan a un problema, prefieren discutir todas las opciones con los demás. Hablar sobre lo que les preocupa con más de una persona les ayuda a explorar el tema en profundidad y descubrir qué opción funcionaría mejor.
Habilidades de liderazgo: los extrovertidos son excelentes líderes, ya que siempre están listos para hacerse cargo de las situaciones, les encanta tomar la iniciativa y creen en la premisa de llevar la teoría a la práctica. Ellos no rehúyen la responsabilidad y son grandes hacedores. Tienen la habilidad de hacer las cosas de la manera que quieren que se hagan y ver el panorama general.
Las personas extrovertidas con su energía vibrante y su inclinación por la interacción social poseen unas fortalezas distintivas:
Por su gran habilidad social, se relacionan con facilidad y pueden manejar grupos grandes de personas e iniciar conversaciones sin ningún problema.
Su energía suele ser contagiosa, y puede motivar a otros, creando así un ambiente positivo. Por ello, disfrutan de la colaboración y aportan dinamismo a los proyectos grupales.
Suelen adaptarse fácilmente a nuevas experiencias, lo que les permite ajustarse a diferentes entornos, crear contactos rápidamente y así ampliar su círculo social y profesional.
Tienden a procesar la información rápidamente, por lo que tienen un pensamiento rápido y de acción. También, recargan su energía a través de la interacción social, lo que les ayuda a superar el estrés.
A pesar de estas maravillosas fortalezas, también pueden enfrentarse a ciertos desafíos:
Pueden sentirse muy inquietas, aburridas o incluso ansiosas si pasan mucho tiempo a solas. También, tienen tendencia a la impulsividad y a tomar decisiones precipitadas sin suficiente reflexión.
Su entusiasmo por hablar a veces puede hacer que tengan dificultad para escuchar, por lo que interrumpir o no escuchar activamente a los demás no les salga muy bien.
Como pueden aburrirse fácilmente, constantemente estén en búsqueda de estimulación, así como también dependencia a la validación externa y con ello sentirse valiosos. Puede sentir la presión de ser siempre el alma de la fiesta o de estar siempre rodeados de gente.
Su facilidad para conocer gente a veces le puede llevar a tener muchas relaciones superficiales, en lugar de conexiones profundas, igualmente pueden dedicar menos tiempo a la reflexión interna y al procesamiento profundo de sus pensamientos y sentimientos.
Es importante que recuerdes que la extroversión e introversión existen en un espectro de personalidad, y muchas personas se encuentran en algún punto intermedio (ambivertidos), experimentando así una mezcla de estas fortalezas y desafíos, si te identificas con estas dinámicas, ya sea experimentando sus vibrantes fortalezas o navegando sus particulares desafíos, considera la terapia como un espacio valioso para explorar y optimizar tu bienestar.
Conclusión
En definitiva, la extroversión, lejos de ser una simple preferencia por la compañía, se revela como una dimensión rica y compleja de la personalidad humana. Hemos explorado sus notables fortalezas, desde la facilidad para conectar y liderar hasta el contagioso entusiasmo que irradia. Sin embargo, también hemos reconocido los desafíos inherentes, como la posible dificultad con la soledad o la tendencia a la sobre estimulación social.
Comprender la extroversión, tanto en uno mismo como en los demás, nos invita a apreciar la diversidad de las experiencias humanas y a reconocer que tanto la apertura social como la introspección tienen su propio valor intrínseco. Al final, el camino hacia el bienestar no reside en encasillarnos en categorías fijas, sino en navegar el espectro de la personalidad con autoconciencia y aceptación. Cultivar un equilibrio entre la conexión con el mundo exterior y el encuentro con nuestro mundo interior se presenta como una clave fundamental para una vida plena y auténtica, independientemente de dónde nos situemos en el continuo de la extroversión.
En Mente Sana estamos aquí para acompañarte y ayudarte en tu proceso hacia el bienestar y la autoconfianza. Es por ello, que te ofrecemos una sesión gratuita de terapia online, totalmente confidencial y desde la comodidad de tu hogar, para brindarte la seguridad y confianza necesaria para iniciar. Agenda tu primera sesión de terapia online gratis, sólo tú puedes dar el primer paso.
En la vida se transitan por muchas emociones, todas las personas las experimentan, pero en ocasiones algunas personas experimentan lo que conocemos como labilidad emocional, donde parece una montaña rusa de emociones, una emoción detrás de otra y en ocasiones difícil de reconocer.
Siempre es importante saber qué sucede, no por autodiagnóstico, sino para buscar una ayuda profesional. Aquí encontrarás ¿Qué es la labilidad emocional?, ¿Cuáles son sus síntomas? Así como estrategias que te ayudarán a gestionar las emociones.
Labilidad emocional
Labilidad emocional
Todos experimentamos emociones, agradables o desagradables. Se experimentan o se expresan de formas distintas y esto es importante entenderlo al momento de hablar de labilidad emocional.
Es la forma de experimentar cambios de estados de ánimo de forma repentina e intensa, sin razón aparente. La persona puede pasar de la ira a la tristeza, o felicidad en cuestión de minutos. Cuando se experimenta labilidad emocional, es difícil mantener la estabilidad en las emociones según diversas circunstancias.
La labilidad emocional es distinta a los trastornos psicoafectivos, así como a los cambios de humor que pueden ser ocasionados por situaciones contextuales. Ser lábil emocionalmente se diferencia debido a que puede ser sin razón aparente, pero los cambios son de manera repentina.
Esta situación causa grandes consecuencias en la vida tanto de quien lo experimenta como de su entorno, cuál sea.
La labilidad emocional por sí sola es un síntoma; se puede presentar en el trastorno límite de personalidad, bipolaridad, desregulación emocional. Pero se pueden conocer características pertenecientes a la labilidad emocional.
Dificultad para tomar decisiones.
Baja tolerancia a la frustración.
Cambios repentinos en el estado emocional.
Sensación de pérdida de autocontrol.
Baja autoestima, debido a la acumulación de las otras características.
Optimismo magnificado o una visión negativa de todo lo que sucede en su vida.
Puede experimentar aplanamiento emocional o distimia.
Estas características no sustituyen un diagnóstico profesional y adecuado. Es importante resaltar que, aunque una persona en un momento dado de su vida reaccione de manera desmesurada, según lo que se considere normal, no significa que tenga labilidad emocional.
Si sientes que te encuentras tranquilo y de manera abrupta sientes ira o frustración y no sabes cómo gestionarlo, puedes acudir con un psicólogo. Mente Sana ofrece espacios seguros, confidencial y profesional que te ayudará a generar estrategias para lidiar con una gestión emocional adecuada.
Causas
La labilidad puede surgir por múltiples causas, bien sea si es por una sola o por todas que se cumplan en el individuo.
Ansiedad y estrés: ya que se puede vivir al límite en estas emociones, desregulan a quienes los padecen.
Crianza: según el estilo de crianza, los modelos o la interacción de la familia pueden generar una labilidad emocional por lo disfuncional del entorno
Trastornos psicológicos: trastornos que sean compatibles con la desregulación emocional, como trastornos psicoafectivos, TLP o bipolaridad.
Traumas: se presenta cuando se viven eventos estresantes que generan un trauma, eventos como agresiones, desastres naturales o pérdidas.
Consumo de sustancias: dentro del síndrome de abstinencia puede presentar labilidad emocional
Labilidad emocional y su impacto
Este estado puede tener un impacto significativo en la vida de las personas, en varios aspectos. Puede afectar en las relaciones interpersonales, puede generar conflictos, tensiones en la comunicación, discusiones o arrebatos de ira, así como también generar rupturas por toma de decisiones impulsivas
Puede generar un deterioro en áreas académicas y laborales, haciendo difícil su labor, poca concentración, e irritabilidad por ciertas situaciones.
Debido a que la Labilidad emocional está relacionada o puede tener relación con trastornos psicoafectivos genera más intensa en los síntomas, la regulación emocional es difícil y esto hace que las personas que lo padezcan se generen opiniones o percepción de las situaciones que vive que no estén basadas en la realidad.
Tratamiento y estrategias de afrontamiento
Existen varias líneas de acción para tratar y estrategias de afrontamiento que son de gran ayuda para lidiar con la labilidad. Estas estrategias son desde el ámbito psicológico y farmacológico.
Ambos tratamientos son eficaces por individual, pero cuando se trabaja en conjunto es de mayor ayuda.
Las estrategias que puedes aplicar son las siguientes:
Psicoeducación: siempre será necesario el conocimiento, para saber qué es, cómo prevenir y cómo tratar.
Práctica el mindfulness: desde la atención plena, meditación, autoinstrucciones para la regulación emocional, respiraciones diafragmáticas, son actividades que te pueden ayudar a gestionar la emoción.
Hábitos de sueño: las horas de sueño son importantes para mantener una regulación emocional.
Medicación: los tratamientos farmacológicos son bajo supervisión médica y orientados bajo la situación existente.
Terapia psicológica: desde la terapia cognitivo-conductual, trabajando sobre la reestructuración de pensamientos negativos y regulación emocional
La labilidad puede generar muchas consecuencias, tanto en la propia persona como en el entorno que se desenvuelve. Las redes de apoyo son fundamentales en estos casos, ya que pueden ayudar a la regulación emocional, sostenerla en medio del desborde emocional.
El estigma social genera también una dificultad en la recuperación sobre la labilidad emocional, ya que los etiquetan, como personas histéricas o fuera de control.
Conclusiones
Gestionar las emociones puede tomar tiempo, es requerida paciencia y adherencia a un tratamiento. Cuando la regulación emocional se torna difícil, genera dificultad en la vida en general.
Aunque el desborde emocional puede ocurrir por cualquier factor, sí se puede gestionar. Sé amable con tu proceso, el tiempo que te tome.
¿Alguna vez te has preguntado qué diferencia a las personas que prosperan en la vida, tanto en sus relaciones personales como en sus logros profesionales? Más allá del talento innato o la inteligencia académica, existe un conjunto de habilidades silenciosas pero poderosas que marcan la pauta: las cinco claves fundamentales de la inteligencia emocional. En este artículo, revelaremos cada una de estas habilidades esenciales, desde la autoconciencia que te permite navegar tus propias emociones hasta la maestría social que facilita la conexión con los demás. Prepárate para descubrir cómo comprender y cultivar estas cinco facetas de tu inteligencia emocional puede abrirte puertas hacia una vida más plena, exitosa y armoniosa. ¿Estás listo para desbloquear tu potencial emocional?
¿Qué es la inteligencia emocional?
Según Peter Salovey y John D. Mayer (1990), pioneros en el campo de la inteligencia emocional, definen la inteligencia emocional como la habilidad para percibir y expresar la emoción, asimilar la emoción en el pensamiento, comprender y razonar con la emoción, y regular las emociones en uno mismo y en los demás.
Además, ampliaron esta definición como la capacidad de procesar información emocional con precisión y eficacia. Esto incluye percepción emocional capacidad para identificar y expresar las emociones en ti y en los demás, facilitación emocional del pensamiento, habilidad de usar las emociones para enfocar el pensamiento y la atención. Comprensión emocional, entender emociones complejas, sus causas y consecuencias, y las transiciones entre ellas. Por último, regulación emocional, la habilidad para manejar las propias emociones y las de los demás. Antes de que continúes leyendo te recomendamos que leas “Inteligencia emocional en libros: una guía a través de ellos”.
Inteligencia emocional
5 habilidades clave de la inteligenciaemocional
Estas cinco habilidades son modelos ampliamente reconocidos y su impacto práctico facilita su realización.
1. Autoconciencia: esta es la piedra angular, de aquí nacen los primeros pasos hacia la inteligencia emocional. Implica la capacidad de reconocer y comprender tus propias emociones, así como su impacto en tus pensamientos y comportamientos. Si eres autoconsciente sabes cuáles son tus fortalezas y debilidades emocionales, sus valores y cómo tus sentimientos influyen en los demás. Es la habilidad de decir: “Siento esta emoción y entiendo por qué”.
2. Autogestión: Una vez que eres consciente de tus emociones, la autogestión te permite regularlas de manera efectiva. Esto no significa suprimir o negar los sentimientos, sino gestionarlos de forma constructiva. Implica controlar impulsos, manejar el estrés, adaptarse a los cambios y mantener la motivación a pesar de los contratiempos. Es la habilidad de decir: “Siento esta emoción, pero elijo cómo voy a responder”.
3. Conciencia Social: Esta habilidad se centra en la comprensión de las emociones de los demás. Implica la empatía, es decir, la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus perspectivas y sentimientos. También incluye la conciencia organizacional, que es la habilidad de entender la dinámica emocional dentro de un grupo o una organización. Es la habilidad de decir: “Entiendo lo que sientes y por qué”.
4.Gestión de las Relaciones: Esta habilidad se basa en las tres anteriores y se refiere a la capacidad de construir y mantener relaciones saludables y efectivas. Implica habilidades como la comunicación clara y asertiva, la resolución de conflictos, la influencia, el trabajo en equipo y el liderazgo inspirador. Es la habilidad de decir: “Entiendo nuestras emociones y podemos trabajar juntos de manera positiva”.
5. Motivación: Aunque a veces se considera un componente dentro de la autogestión, la motivación intrínseca merece su propio espacio. Se refiere a la capacidad de impulsarse a sí mismo hacia el logro de metas por razones internas, como la pasión, el interés y la satisfacción personal, en lugar de depender únicamente de recompensas externas. Implica la perseverancia, el optimismo y la iniciativa. Es la fuerza que te dice: “Siento pasión por esto y voy a seguir adelante a pesar de los desafíos”.
Importancia y para qué funciona la inteligencia emocional
Luego de describirte las habilidades necesarias para la práctica de la inteligencia emocional, queremos darte herramientas poderosas mediante ejemplos reales como puedes aplicarlos a tu día a día para mejorar tu vida y tus relaciones.
– Autoconciencia: (conocer tus emociones) luego de una discusión acalorada con un familiar, te tomas un momento para reflexionar sobre cómo te sentiste (frustrado, herido, enojado). Identificar los desencadenantes de esas emociones y reconoces como tu reacción pudo haber afectado la situación.
Para qué sirve: Te permite comprender tus patrones emocionales, identificar tus fortalezas y debilidades emocionales, y anticipar tus reacciones en diferentes situaciones. Esto te da la base para gestionar mejor tus emociones.
– Autorregulación: (manejar tus emociones) en una situación de mucho estrés en el trabajo, sientes la frustración aumentar. En lugar de explotar o tomar decisiones impulsivas, respiras profundamente, te tomas un breve descanso o utilizas una técnica de relajación para calmarte antes de responder.
Para qué sirve: Te ayuda a mantener la calma bajo presión, controlar tus impulsos, adaptarte a los cambios y recuperarte más rápidamente de los contratiempos. Esto conduce a decisiones más racionales y relaciones más estables.
– Motivación: (impulsarte con tus emociones) te enfrentas a un proyecto desafiante que requiere mucho esfuerzo. En lugar de desanimarte por los obstáculos, te conectas con tu pasión por aprender y crecer, te fijas metas realistas y mantienes una actitud optimista frente a las dificultades.
Para qué sirve: Te impulsa a perseverar ante los desafíos, a mantener la esperanza y el entusiasmo, y a alcanzar tus objetivos a pesar de los contratiempos. Fomenta la resiliencia y el logro personal.
– Empatía: (Comprender las emociones de los demás) un compañero de trabajo parece estar distante y de mal humor. En lugar de ignorarlo o juzgarlo, te acercas con interés y le preguntas si todo está bien. Escuchas activamente su respuesta, tratando de comprender su perspectiva y sus sentimientos, aunque no los compartas necesariamente.
Para qué sirve: Fortalece tus relaciones interpersonales, mejora la comunicación, fomenta la confianza y la colaboración. Te permite ser más considerado, comprensivo y construir conexiones más profundas con los demás.
– Habilidades sociales: (Gestionar las relaciones) En una reunión de equipo donde hay diferentes opiniones, utilizas tus habilidades de comunicación para expresar tus ideas de manera clara y respetuosa, al mismo tiempo que escuchas activamente los puntos de vista de los demás. Buscas puntos en común y trabajas para encontrar soluciones que beneficien a todos.
Para qué sirve: Te permite construir y mantener relaciones saludables, resolver conflictos de manera efectiva, trabajar en equipo, influir positivamente en los demás y navegar por el mundo social con mayor facilidad y éxito.
En la vida cotidiana esto te servirá para mejorar tu bienestar, reduce tu estrés, la ansiedad y la depresión, aumenta la autoestima y la felicidad. Te ayudara a fortalecer las relaciones interpersonales, ya que fomenta la compresión, la confianza, la colaboración y la resolución de los conflictos. Puede aumentar tu éxito profesional, ya que mejora el liderazgo, la comunicación, el trabajo en equipo y la capacidad de adaptación. Además, de ayudarte a tomar decisiones más acertadas, considera las emociones propias y ajenas al evaluar opciones y sus consecuencias.
La inteligencia emocional no es algo que se aprende de la noche a la mañana, sino una habilidad que se desarrolla y se practica continuamente a lo largo de la vida. Al prestar atención a nuestras emociones y a las de los demás, y al aplicar conscientemente estas habilidades, podemos transformar nuestra experiencia vital de manera significativa. ¡Es una inversión valiosa en nuestro bienestar y éxito! Por ello, invertir en guías y herramientas con profesionales de la salud será fundamental para ese bienestar.
Conclusión
Imagina por un momento la calidez de entender realmente cómo se siente alguien, no solo escuchando sus palabras, sino sintiendo la resonancia de su emoción en tu propio corazón. Esa es la esencia de la empatía, uno de los pilares de la inteligencia emocional, y es lo que nos permite construir puentes genuinos con quienes nos rodean.
Aplicar la inteligencia emocional en tu vida diaria, como detenerte a sentir tu propia frustración antes de reaccionar o intentar ver el mundo a través de los ojos de un ser querido, no es un acto de debilidad, sino una muestra de valentía y conexión. Nos permite navegar las aguas a veces turbulentas de las relaciones con mayor suavidad, ofreciendo comprensión en lugar de juicio y apoyo en lugar de indiferencia. En Mente Sana están los profesionales a tu disposición para ayudarte, es por ello que te ofrecemos una sesión gratuita de terapia online, totalmente confidencial y desde la comodidad de tu hogar, para brindarte la seguridad y confianza necesaria para iniciar. Agenda tu primera sesión de terapia online gratis, sólo tú puedes dar el primer paso.
Preguntas frecuentes
¿Es lo mismo que ser “sensible” o “blando”? No. Ser sensible implica una alta capacidad para sentir emociones. La inteligencia emocional implica gestionar esas emociones de manera efectiva, tanto las propias como al interactuar con otros. No se trata de evitar las emociones, sino de usarlas de forma inteligente.
¿Se nace con inteligencia emocional o se puede aprender? Hay un componente innato en la personalidad y la reactividad emocional, pero la inteligencia emocional se desarrolla y se puede aprender y mejorar a lo largo de la vida con práctica y conciencia.
¿Por qué es importante la inteligencia emocional? Es crucial para el bienestar personal (manejo del estrés, autoestima), relaciones interpersonales saludables (empatía, comunicación), éxito profesional (liderazgo, trabajo en equipo) y la toma de decisiones informadas.
El significado de empatía puede que esté muy visto en la sociedad, que sea complicado pensar que a éstas alturas no sea entendido por alguien, sin embargo, a muchos sorprendería saber que la empatía es, realmente, un concepto para otros tantos desconocido y lejano. Es más que entender a otros, es una necesidad fundamental en la actualidad para poder relacionarse de forma sana, construir relaciones y mejorarse uno mismo, es por ello que se plantean varias dudas y entre ellas ¿qué significa empatía en realidad?
¿Qué es la empatía?
Basta decir que la empatía es una de las habilidades más fundamentales para el ser humano, las interacciones sociales y todo lo que tenga que ver con el valioso acto de la comunicación y de las relaciones interpersonales se sustenta y sostiene de la tan afamada empatía y su significado. Así que ¿Qué significa empatía? la empatía no es más que la capacidad de comprender, entender, razonar y conectar emocionalmente a los mensajes emocionales de otros.
Psicológicamente hablando, la empatía se puede dividir en dos componentes muy importantes que nos ayudarán a conocer mucho mejor la forma en la que ésta funciona: la empatía afectiva, y la cognitiva.
La empatía efectiva se basa en la percepción de la emoción de la otra persona y su conexión con lo que uno llega a entender; y la empatía cognitiva, en la habilidad propia para entender de qué emoción se trata. De modo, que para que este proceso empático pueda funcionar de forma correcta necesita de la presencia de éstos dos componentes: de como percibimos, y de cómo lo entendemos.
Por lo que de buenas a primera puede parecer muy sencillo. Es ponerse en los zapatos de la otra persona para entender lo que vive, pero si vamos más allá y buscamos entender su verdadero significado, la empatía necesita de la conexión. Más que ponerse en los zapatos del otro, sería caminar con los zapatos ajenos, y así es una manera de entender qué significa empatía.
Mediante la empatía se busca entender, así que ¿Cómo planeo entender si no intento, aunque sea, mirar la vida desde los ojos de la otra persona? No necesitamos apropiarnos de su discurso, pero si saber cómo se escucha desde la primera fila o incluso, desde el podio en el que se está contando.
En realidad, el significado de la empatía es un conjunto de habilidades y procesos cognitivos que facilitan en mayor o menor medida el entendimiento de las emociones ajenas.
Proviene del griego empatheia, que traducido de forma sencilla sería “sentir por dentro”, y es la mejor forma de definirlo si se busca un concepto rápido, fácil y sencillo. Lo que significa empatía no es más que la capacidad para percibir emociones y responder de manera adecuada a ellas, habiéndolas “sentido dentro”, aun no perteneciéndote.
¿Cuál es la importancia de entender qué significa empatía?
Vamos a ponerlo con un ejemplo muy sencillo. Estás sentado junto a tu mejor amigo, están en una tarde como cualquier otra viendo alguna película en el salón y de pronto, ves una escena que te recuerda a un momento doloroso de tu vida, te moviliza tanto que no puedes hacer algo más que llorar.
Lloras y lloras, y tu amigo a tu lado solo te mira y continua con la película. No hay palabras. No hay nada. Solamente indiferencia, como si tu llanto no fuese absolutamente nada. ¿Cómo te sentirías?
Probablemente, esto llegue a generarte conflicto. Si esperabas consuelo, puede generarte cierto rechazo a tu amigo ahora por el haberte sentido ignorado. Significa esto que tu amigo no tuvo empatía para contigo.
Ahora, imaginemos que así son todas las interacciones sociales. Que ignoramos las emociones ajenas, pasamos de ellas, las pisamos, tiramos del interruptor en lo que es esta conexión social. La empatía es el corazón de las relaciones, es la clave para construir vínculos sanos.
Si en otro caso, tu amigo nota tu llanto y se detiene para preguntar como estabas, para darte palabras de consuelo o simplemente para estar ahí para ti, sería otra historia. Y claramente, tendrías otras emociones al tratarse de él.
Por esto es importante la empatía, representa la construcción de vínculos, la clave para relaciones funcionales dónde existe el cuidado y la responsabilidad afectiva.
Por ello, no podemos tener una sociedad sin empatía. Lamentablemente existen ejemplos reales de lo que ocurre cuando nos desarrollamos en un entorno con carencias empáticas, demostrando la fragmentación de la sociedad y de los vínculos humanos.
Beneficios de la empatía
Mejora las relaciones interpersonales, con la facilidad de crear vínculos emocionales sanos basados en la sinceridad, confianza y el aprecio genuino;
Nos permite conectar con los demás, mejorando la inteligencia emocional;
Fomenta la regulación emocional, reduciendo niveles de estrés, ansiedad, angustia y depresión, debido a la posibilidad de compartir sentimientos de forma abierta y considerar el manejo de nuestras emociones, y así también la comprensión de las ajenas;
Contribuye a la consciencia social, por lo que ayuda a luchar contra los prejuicios.
¿Qué significa empatía para una persona en su día a día?
Una persona empática no es una muestra de debilidad. No significa sentir demasiado, ni ser permisiva, ni ser alguien a quien “sus emociones lideran”, todo lo contrario, una persona empática es de hecho alguien muy capaz de controlar sus emociones por la manera de comprender, entender y manejar las emociones. Por lo que una persona empática puede tener las siguientes características:
Muestran interés en las vidas de los demás, en sus sentimientos, logros, opiniones;
Personas de gran tolerancia y respeto;
Hábiles en la escucha activa;
Ofrecen apoyo emocional, nunca desde la lástima
Validan las emociones de los demás
Genera confianza y crea espacios seguros
Trabaja tu empatía
Nadie nace aprendido, y la empatía es un ejemplo de ello. Puede que conozcas personas que les sea muy sencillo ser empáticos, y otras que les cueste mucho más entenderlo, ya sea por falta de entrenamiento en sus habilidades sociales, o por algún otro tipo de condición que lo dificulte, como la alexitimia, pero siempre podemos entrenar la empatía, y trabajarla para el día a día con éstos fáciles trucos para implementar.
Abre bien los ojos y observa lo que ocurre
El lenguaje no verbal es muy importante a la hora de hablar de la empatía. Hay gestos, reacciones, formas de hablar, posturas, movimientos y demás que gritan más que las palabras.
Intenta comprenderlas, practícalas tú mismo, ve ejemplos ¡No es algo tonto! Es un ejercicio muy bueno el intentar reconocer distintas emociones a partir de expresiones faciales, ya que conocer de cuales se trata te ayudará a acercarte más a las personas, y llegar a saber que significa empatía y como trabajarla al ser alguien más empático.
Pregunta de forma abierta y enfocándote en las emociones
Puede que lo que tu amigo te acaba de contar te interese mucho saber cómo ocurrió, pero quizás lo que necesita tu amigo es hablar de cómo se siente. Ten un pensamiento más humano, y haz preguntas abiertas enfocadas a otorgarles a la otra persona la oportunidad para explicarse y abrirse. Ya podrás enterarte de lo que ocurrió.
Escucha. No soluciones.
No podemos ofrecerles soluciones inmediatas a todo el mundo, calma. A veces solo necesitas escuchar, validar la emoción, comprender lo que necesita, y permitirle ser un espacio seguro para expresarse de forma abierta y sin prejuicios.
Escucha activa
Préstale atención. Sin móvil, ordenador, otras ideas o desviando la atención, esa persona necesita que le escuches, así que dale toda tu atención.
Son pasos muy sencillos para llegar a ser una persona más empática, y recuerda, que nada de esto requiere que te abandones o dejes de lado, la empatía no te anula, ni te olvida, es poner límites claros para ti a la hora de ayuda. Por ello, algo importante a siempre tener en cuenta es que no puedes hacer de “ambulancia” para todos, por lo que no puedes cargar con todo lo que ocurre, solo es mostrar apoyo y brindar ayuda cuando se vea necesario.
Por ello, el verdadero significado de la empatía es tan simple como entender al otro, ¿qué es lo que todos buscamos, sino es más que validación y un brazo para apoyarse? La empatía es eso, es esa comprensión que muchos buscan. Así que, si consideras que aún necesitas apoyo para aprender a cómo ser una persona más empática, en Mente Sana Psicología estamos para ayudarte en ello, agenda ya tu cita completamente gratuita y benefíciate de la empatía que podemos enseñarte.
Referencias bibliográficas
Gantiva, Carlos, Ricaurte, Jenny, Zarabanda, Andrés, Calderón, Luz, Castillo, Karen, & Ortiz, Katherine. (2020). Efecto de la empatía sobre el procesamiento cortical temprano y tardío de rostros. Revista mexicana de neurociencia, 21(2), 57-65. Epub